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Pujol suspende su visita a Tortosa para 'evitar confrontaciones'

CiU acusa a la plataforma de 'incitar al odio

No se repitieron las imágenes del sábado del presidente de la Generalitat abucheado por una multitud que a gritos de 'traidor' o 'caudillo' le reprochaba el haber pactado con el PP el Plan Hidrológico Nacional (PHN). Jordi Pujol decidió ayer por la mañana y contra pronóstico (horas antes había asegurado que continuaría con su programa) no acudir a la celebración de una solemne misa, con presencia del nuncio papal incluida, en Tortosa. Se disculpó ante el obispo, aduciendo su voluntad de evitar 'confrontaciones que pudieran conducir a situaciones violentas'.

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La Plataforma en Defensa del Ebro, que ayer convocó a 500 personas ante el palacio episcopal, se manifestó satisfecha por la incomparecencia de Pujol y la tildó de 'un acto de cobardía'.

La jornada se inició como estaba prevista. Pasadas las diez y media de la mañana un gentío se agolpaba ya ante las puertas del palacio episcopal, donde se iban a reunir las autoridades para conmemorar los 50 años de existencia del seminario de Tortosa. Medio millar de manifestantes estaban a la espera del presidente de la Generalitat y de los cargos electos convergentes para continuar así con las particulares bienvenidas que el movimiento antitrasvase ya acostumbra a otorgar a los representantes del Gobierno de CiU. Pero pronto corrió la voz: Pujol no iba a presentarse. Lejos de suspender la protesta, los responsables de la plataforma, tras pitar y abuchear a todo el que hacía entrada en el palacio fuera del color que fuera, organizaron un amplio pasillo hasta la catedral para las autoridades eclesiásticas y civiles. Al paso del séquito, los manifestantes corearon un único eslogan: 'Lo riu és vida, no al transvassament'. Posteriormente, los responsables de la plataforma dieron por finalizada la manifestación. Manel Tomàs, portavoz del movimiento, recordó: 'Tenemos claro a quien no queremos; siempre que vengan, protestaremos'. Tomàs se felicitó por la actitud tranquila de los manifestantes: 'Desacredita a aquellos que están interesados en presentarnos como radicalizados y sin sentido común', explicó. El portavoz aseguró que era el propio presidente con sus discursos lo que facilitaba la crispación entre la población de las tierras del Ebro.

Tristeza del obispo

Mientras tanto, en el interior de una catedral abarrotada no había ningún representante de la Generalitat y la ausencia de los prohombres convergentes de la zona era notoria (sus nombres estaban escritos en un papel dispuesto en los primeros bancos ante el altar mayor): ni Joan Maria Roig, ni Marià Curto (que el día antes tuvo que ser protegido por los Mossos d'Esquadra ante la persecución que sufrió por parte de algunos manifestantes), ni Joan Sabanza, ni Santiago Campos ni el líder de CDC en la zona, Xavier Pallarés.

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El obispo de Tortosa, Xavier Salinas, no pudo evitar en su discurso hacer referencia a la ausencia de Pujol, 'que no se ha sentido con la suficiente libertad ' y sermoneó a la plataforma: 'No hay que ir en contra del respeto a los demás y de las autoridades elegidas democráticamente'. Salinas consideró que la inasistencia de Pujol empañaba de 'tristeza una jornada de alegría'. Veinte minutos después de iniciada la solemne misa, oficiada en presencia del embajador del Vaticano, el portugués Manuel Monteiro, y con el alcalde de Tortosa, Joan Sabaté, y el presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, como únicos ocupantes del primer banco destinado a las autoridades, hizo su entrada en la seo Francesc Sancho, delegado de la Generalitat en las tierras del Ebro. La casualidad quiso que su aparición coincidiera con el momento en el que el coro entonaba el Aleluya.

Una vez finalizada la liturgia, Sancho opinó que el Gobierno de la Generalitat había hecho un ejercicio de 'prudencia y de evitar enfrentamientos', así como de respeto a la fiesta: 'Estaremos siempre con la Iglesia, con los valores del humanismo occidental, unos valores de los que los laicos también pueden participar'. El delegado hizo lectura de la carta que Pujol remitió ayer al obispo para disculpar su presencia, 'una decisión grave'. El presidente, en la misiva, añade que su visita se produciría en 'un contexto de coacción que podría desembocar en incidentes violentos' y que es su voluntad evitar confrontaciones.

La representación de CiU en las tierras del Ebro, en un fortísimo comunicado, tacha las acciones de la plataforma del fin de semana de 'métodos antidemocráticos de coacción, incitación a la violencia y al odio' y considera gravísimo 'el boicot violento' organizado ayer, según el partido de Pujol, por 'personas sin escrúpulos que con catastrofismo y demagogia están engañando a la ciudadanía'.

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