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LA BATALLA POR EL COMERCIO MUNDIAL

La guerra ha sustituido a la OMC como prioridad de los antiglobalización

Mínimas movilizaciones contra la cita de Duhá

Pablo Ximénez de Sandoval

El movimiento antiglobalización vivirá este fin de semana una de sus actuaciones más pobres desde que comenzó su popularidad, hace dos años, precisamente en la anterior reunión de la OMC, en Seattle. La oposición a la reunión actual en Qatar son pequeñas manifestaciones a miles de kilómetros. Luchar contra la guerra en Afganistán es el nuevo objetivo de estos colectivos.

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La imposibilidad de desplazarse a Qatar (por razones económicas y la prohibición de manifestarse en el país) relegó los planes contra la OMC a acciones locales en capitales de Europa y Estados Unidos. Pero los sucesos del 11 de septiembre han desactivado aún más las protestas, ya que en estos momentos la prioridad son las manifestaciones periódicas contra la guerra en Afganistán.

En Madrid, por ejemplo, colectivos como ATTAC (asociación que propone gravar los movimientos internacionales de capital), el Movimiento de Resistencia Global (MRG) o la Red por la Abolición de la Deuda Externa (RCADE) han aparcado su agenda de movilizaciones para este fin de semana. Lemas como 'el mundo no está en venta' (original de Seattle) han sido barridos por el 'no a la guerra'. En España, tan sólo Barcelona verá hoy una manifestación, y charlas contra la OMC.

En Washington, a finales de septiembre, en las manifestaciones contra una reunión del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que fue cancelada por la conmoción nacional que vivía EE UU, las pancartas cambiaron el 'No al FMI' por el 'No a la guerra', que EE UU anunciaba como inminente. Era la primera ocasión de cierto nivel que tenían los antiglobalización después del éxito mediático de Génova, donde se llegaron a concentrar 300.000 personas de todo el mundo para acosar a los líderes del G-8. Desde entonces, la agenda antiglobalización, que incluía la reunión en marcha de la OMC y preparativos para los seis meses de presidencia española de la UE (que comienza en enero) ha sido apartada por completo, y los veteranos de la antiglobalización reconocen estar, por primera vez, 'a remolque' de unos acontecimientos que han superado todas sus previsiones.

La guerra en Afganistán ha tenido un doble efecto. Por un lado, los antiglobalización se sienten cargados de razón al considerar los atentados del 11 de septiembre como 'una expresión más de la perversión del capitalismo global'. Por otro, la oposición a la guerra ha aumentado, según los colectivos antiglobalización, las adhesiones al movimiento. En España, aparte de las organizaciones citadas (presentes en todas las movilizaciones desde Seattle) se unen ahora bajo la autodenominada Plataforma Paremos la Guerra grupos como Ecologistas en Acción, los sindicatos mayoritarios, el Movimiento de Objeción de Conciencia y decenas de ONG cristianas (antes al margen de las protestas), además de miembros de Izquierda Unida y PSOE a título particular.

Presidencia de la UE en 2002En Berlín, una de las pocas manifestaciones de envergadura que se esperan para hoy está convocada por ATTAC, sindicatos, las Juventudes Socialdemócratas y el poscomunista Partido del Socialismo Democrático (PDS), la única fuerza parlamentaria que rechaza la intervención militar en Afganistán. El lema ni siquiera recuerda a Qatar: '¡Detened la guerra! Combatid la pobreza, no a los pobres'. En Italia, la manifestación del Foro Social Italiano (paraguas de cientos de colectivos de todo el país) por las calles de Roma, será contra el apoyo militar del Gobierno a EE UU. Así las cosas, los grupos antiglobalización no podrán medir su fuerza de nuevo hasta el comienzo de la presidencia española de la UE. Los proyectos para los primeros seis meses de 2002 son los únicos en marcha, y ya se pueden encontrar en Internet detallados calendarios de cumbres y citas en Madrid, Barcelona y Bruselas marcadas como los próximos objetivos de la antiglobalización.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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