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La muestra 'El vientre de barro' alerta de la desaparición de los tinajeros andaluces

La exposición reúne en Sevilla 70 vasijas desde los siglos XVI al XX

Margot Molina

Desde una tinaja de 1619, marcada con el sello de madera del artesano, que tiene 250 centímetros de altura y 150 de anchura; hasta una de juguete; la muestra incluye 70 piezas que forman parte de la colección del Museo de Artes y Costumbres Populares. Actualmenté, sólo quedan en activo dos tinajeros en toda la comunidad y ambos están en Lucena (Córdoba).

'Hay que distinguir entre tinajeros, que son los que levantan a mano las piezas más grandes, sin torno; y los alfareros, que sí se sirven del torno', comenta Antonio Limón. Ambos oficios, forman parte de la cultura mediterránea y están protegidos por una ley del Patrimonio Histórico, además de contar con un léxico propio muy rico. Enjornar a rosca, la forma de colocar en el horno las pieza; modelado por urdido, que consiste en levantar el barro a mano, ayudado por instrumentos como el mazuelo o la palilla, son algunos ejemplos del rico vocabulario del gremio.

Las cuatro piezas más grandes de la exposición, que permanecerá abierta hasta el 31 de diciembre, proceden de una antigua bodega de Alanís de la Sierra (Sevilla). 'Estaban antes en el museo, pero se prestaron al Nacional de Arqueología y ahora han vuelto a Sevilla con motivo de esta exposición. Una de las tinajas, la realizada en el siglo XVI, no está firmada; ya que las marcas de alfarero se generalizan en el siglo XVII', asegura Limón.

El vientre de barro incluye una serie de ocho tinajas de grandes dimensiones firmadas por artesanos de una misma familia, los Freire de Cortegana (Huelva) desde finales del siglo XVII hasta un siglo después.

'La tinaja ya apenas se usa. Sólo la mantienen pequeñas bodegas en La Mancha o bodegas familiares. Las empresas las han dejado ya como algo decorativo, para las visitas de los turistas y el vino o el aceite se almacena en plástico o acero inoxidable', dice el director del museo sevillano.

Entre las tinajas y orzas que se hacen con torno, la exposición muestra dos orzas de botica. Una de ellas guardaba maná, una especie de resina o goma que se recogía de las hojas de parras o naranjos. Entre las piezas figuran también mieleras, ollas o los recipientes en los que se guardaba las distintos productos de la matanza del cerdo.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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