Destino de alto riesgo: ser madre en Afganistán
Cinco años de abusos bajo el régimen talibán y la actual situación de guerra extreman los problemas de las afganas
El 99% de los partos que se producen en Afganistán carecen de la más mínima asistencia médica, según datos de las Naciones Unidas. Como resultado, 17 de cada 1.000 mujeres pierden la vida al dar a luz (España posee una de las tasas de mortalidad materna más bajas del mundo: 3,2 de cada 100.000 nacimientos; en la Unión Europea es de 6,2). Afganistán ocupa el segundo lugar en el mundo en cuanto a mortalidad materna, por detrás de Sierra Leona. Uno de cada cuatro niños morirá antes de cumplir un año.
La trágica situación que sufren las mujeres afganas desde la llegada de los talibanes al poder, en 1996, se ha visto agudizada desde el inicio del conflicto armado que enfrenta hoy a su Gobierno con Estados Unidos y sus aliados internacionales.
La privación de las libertades y derechos básicos de las mujeres en Afganistán ha incidido de manera determinante en diversos aspectos de sus vidas, incluida su salud sexual y reproductiva.
Afganistán es un país retrotraído a la Edad Media, destruido por varios conflictos que ya suman más de dos décadas, y que afronta una intensa sequía que desde hace cuatro años ha condenado a las mujeres a la malnutrición y la pobreza. La esperanza de vida de las mujeres afganas no supera los 44 años.
Siguiendo con las dramáticas cifras, el director del Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP), Alphonse MacDonald, manifestó ayer en Madrid: 'De los 23 millones de personas que vivían en Afganistán, cerca de seis millones son mujeres fértiles de edades comprendidas entre los 15 y los 49 años'. 'Más de un millón de mujeres afganas enfrentan en estos momentos un embarazo sin los necesarios cuidados médicos y sanitarios', resaltó MacDonald, quien también quiso destacar: 'Veinte mil de esas mujeres sufrirán un aborto o severas complicaciones ginecológicas, sin que por el momento pueda serles facilitada la atención médica necesaria'.
De los más de tres millones de refugiados afganos que se encuentran en los campos de Pakistán e Irán, al menos el 65% son mujeres, de las que cerca de 70.000 se encuentran embarazadas. De nuevo, la falta de cuidados médicos, comida, medicinas y personal sanitario supone un grave peligro para estas mujeres que viven su embarazo en absoluta precariedad, recalcó MacDonald.
En comparación con el 5% de las bajas civiles que hubo en la Primera Guerra Mundial, hasta el año 1990, aproximadamente el 90% de las bajas producidas durante los conflictos bélicos fueron civiles. Los conflictos armados y las guerras civiles dirigidas contra la población han aumentado masivamente los movimientos de refugiados en todo el mundo. Un 80% de los más de 50 millones de refugiados y desplazados que hay actualmente en el mundo son mujeres y niños.
Cuando las cámaras de televisión nos muestran imágenes de refugiados, en primer lugar se enfoca a los niños. Sin embargo, las mujeres responsables del cuidado de estos niños son refugiadas que se han convertido en las víctimas anónimas de las guerras. Sus derechos civiles como ciudadanas de un país son eliminados; sus derechos humanos como mujeres, anulados, y, por último, su dignidad como seres humanos, violada, según relata un estudio sobre salud reproductiva en situaciones de crisis de la Federación de Planificación Familiar de España (FPFE).
En épocas de conflicto es muy probable que las mujeres sufran abusos sexuales y sean obligadas a ofrecer favores sexuales para obtener acceso a las necesidades básicas, como alojamiento y comida, salvoconductos o estatus como refugiadas para ellas mismas y para sus hijos. Los agresores pueden ser soldados, miembros de la comunidad, familiares e incluso personas encargadas de su protección.
La violación es la vía más frecuente de abuso contra una mujer en una situación de conflicto. Y lo es hasta el punto de que se ha convertido en un arma de guerra utilizada para debilitar la identidad de una comunidad. Miles de mujeres fueron violadas en las guerras del pasado siglo. La FPFE quiso recordar ayer que sólo durante la guerra de Yugoslavia, en 1992, 20.000 mujeres fueron violadas como parte de la limpieza étnica de las partes en conflicto. Como resultado de la violencia sufrida en Sarajevo, la mortalidad materna pasó de 15 mujeres muertas por cada 1.000 nacimientos a 39 muertes por cada 1.000. La Federación de Planificación Familiar quiso recordar ayer estas cifras para que 'no se repita la historia'.
Para que esto no suceda, tanto el director del FNUAP como la representante de la FPFE, María José Montero, reclamaron ayer ayuda del Gobierno español para poder hacer frente a las necesidades de estas mujeres en materia de salud reproductiva durante los próximos seis meses. Necesitan 800 millones de pesetas. Montero se mostró especialmente crítica con la actuación del Ejecutivo español en cuanto a la ayuda que se entrega a la cooperación y la calificó de 'frívola'. 'El Gobierno anuncia que va a aumentar la ayuda para Afganistán, pero que no importa quién la canalice, cuando esto último es un dato importantísimo en materia de salud sexual'.
En una guerra sin imágenes de las víctimas, el FNUAP quiere aportar una instantánea de la terrible situación que viven las mujeres afganas. Hace unos días, un hombre intentaba abandonar Afganistán con su esposa, embarazada, a lomos de un burro. Antes de alcanzar la frontera tuvo a su bebé en medio del camino. Sola y sin ayuda de nadie.
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