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ETA asesina a un juez de Vizcaya en presencia de su esposa y de su hijo Dos pistoleros dispararon cinco tiros a José María Lidón cuando salía de su garaje

Íñigo Lidón, de 20 años, bajó de su coche al oír los disparos y acudió en auxilio de su padre. En el camino se cruzó con los asesinos del magistrado, que huían a la carrera del lugar del crimen.

El atentado de ayer se produjo sólo 22 horas después de que dos integrantes del comando Madrid de ETA intentaran matar en la capital, con un coche bomba, a Juan Junquera, alto cargo del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Los terroristas fueron detenidos gracias a un ciudadano que siguió desde su coche a los etarras y con su teléfono móvil guió a la policía hasta los terroristas.

El atentado de ayer contra José María Lidón revela que el comando Vizcaya, desarticulado el 10 de noviembre de 2000, ha recuperado su infraestructura para matar. Es el primer asesinato de un magistrado en el País Vasco y la séptima víctima de ETA dentro de la judicatura.

El lehendakari Juan José Ibarretxe condenó el atentado y vaticinó: 'La sociedad vasca acabará con ETA, porque quien asesina está en contra de Euskadi y de todo'. En el Ayuntamiento de Getxo, municipio donde residía la víctima desde hace 20 años, se aprobó una declaración de condena por parte de todos los partidos políticos, salvo Batasuna.

El nuevo Consejo General del Poder Judicial, cuyos 20 vocales tomaron ayer posesión de sus cargos en Madrid, se reunió con carácter extraordinario en Bilbao con el lehendakari y su consejero de Interior. El Consejo pidió una revisión del sistema de seguridad de los jueces en el País Vasco.

El dispositivo vigente se había aprobado en octubre pasado, tras descubrirse un listado en posesión del comando Buruntza de ETA en el que aparecían como posibles objetivos de los terroristas 79 jueces y nueve fiscales.

El Ministerio del Interior reveló ayer que el comando Madrid estaba integrado por otros dos etarras, además de los dos detenidos tras la explosión del coche bomba. Los terroristas se reunían los fines de semana en un piso de Salamanca para planificar sus atentados.

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