Festín en la costa
Los más importantes restauradores de Moraira ceden por unos días sus fogones a cocineros invitados de otros países
La cocina fusión, aquella que une los elementos característicos en la gastronomía de Oriente y Occidente, estará representada en Moraira del 6 al 10 de noviembre, en su segundo Festival Gastronómico Internacional, por los cocineros Anderson Ho, de Singapur, y Joachim Hess, del restaurante Goldener Pflugg de Heiligkreuzsteinach en Alemania. Además de ella, tendrán cabida en el festival las clásicas europeas, aunque hace tiempo remozadas. Fermí Puig, del restaurante Drolma en Barcelona presentará sus primeras materias irreprochables unidas a la ligereza en la ejecución, una cocina sabrosa y sin daños posteriores para el organismo. Y Filip van Belleghem, del restaurante Olifant en Halle, Bélgica, discípulo muy amado del gran Joël Robouchon, que ha consolidado su prestigio en locales de fama, como Comme chez soi en la misma Bruselas, también debe ofrecer un repertorio de clásicos aligerados por la razón de los tiempos.
La Concejalía de Turismo de Teulada-Moraira nos convoca de nuevo este año para que conozcamos cocinas diferentes dentro de los restaurantes que se asientan allí todo el año. Los cocineros de esos locales invitan a sus compañeros de profesión para mostrar a los clientes mundos nuevos; El Girasol presta sus instalaciones a los hermanos Hess, Le Dauphin a los belgas, La Sort se inclina por Singapur y queda Villa Da Vinci para Fermí Puig.
Las noches son para los invitados, quedando las cocinas habituales reservadas a los mediodías, por lo que una visita permite conocer a la vez el Mediterráneo y el Extremo Oriente, los bogavantes y el jengibre confitado, las lubinas y el nage de miso blanco, que es como llaman a una suerte de rábano picante en Japón. O para colmo de la sofisticación y cruce de sabores se puede acudir a la cena de gala que se ofrecerá el día diez, en una carpa instalada al efecto, y en la que intervienen todos los cocineros con una especialidad seleccionada. Para conseguir las entradas para la cena de esa noche no hay sino acudir a cualquiera de los restaurantes participantes o bien llamar a la Oficina Municipal de Turismo de Teulada-Moraira (96 574 51 68).
La iniciativa, que se pretende prolongar en años sucesivos, intenta potenciar el turismo de la zona con la llamada gastronómica, a la vez que crear interés entre los visitantes sobre otras cocinas alejadas de nuestro entorno. Sin duda la oportunidad no se brinda de forma casual, la costa donde se desarrolla el festival es privilegiada en cuanto al desarrollo del turismo, pero, quizá más, como lugar donde se concentran restaurantes que pueden ofrecer cocina autóctona a la vez que internacional, en este caso liberando al término del matiz peyorativo que ha tomado después de las visitas de los intrépidos viajeros a los restaurantes de ese apellido a lo largo y ancho del planeta.
Poder disfrutar, como dice su publicidad, sin moverse del sillón, a la vez, de un cabrito embarrado a la cuchara y de un Crottin de Savignol en pasta de sésamo sobre salsa verde de higos, no se logra todos los días ni, mucho menos, en todas las ciudades.
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