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Un estudio refleja que el 11% de los jóvenes resuelve sus conflictos con violencia

Encuesta en 12 institutos de Málaga

Un estudio realizado por voluntarios de Cruz Roja una docena de institutos de la provincia de Málaga refleja datos preocupantes: el 11% de los jóvenes admite que resuelve sus conflictos mediante la violencia e incluso un 2% la define como 'la mejor y la única manera de arreglar los problemas'. Y es más, prácticamente uno de cada cuatro entrevistados reconoce que hay violencia -tanto física como verbal- en el seno de su familia (22%) y en su ámbito escolar (23%).

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El trabajo -elaborado en base a 1.350 entrevistas a jóvenes de entre 15 y 20 años- contiene más datos a tener en cuenta. Por ejemplo, que el 9% de los encuestados justifica el empleo de la violencia para resolver los conflictos y que el 43% entiende que 'a veces' puede ser el mecanismo para arreglar los problemas. Frente a estas respuestas, hay otras más alentadoras. Dos de cada tres entrevistados (61%) aseguraron haber resuelto la situación de agresividad a través del diálogo.

El estudio -que fue posible gracias a un convenio de colaboración entre la Diputación provincial y la Cruz Roja- recoge índices más altos de violencia tanto en la costa como en la capital y algo más bajos en el interior de la provincia. Por ser la primera encuesta que se realiza, sus coordinadores carecen de datos para determinar si la agresividad aumenta o disminuye. Pero sí se atreven a hablar de sus causas. 'Las experiencias de rechazo [social] es el caldo de cultivo en el que germina la violencia', explicó ayer Daniel Rosso, psicólogo de Cruz Roja.

El trabajo refleja que uno de cada cuatro jóvenes convive con situaciones de violencia, tanto en el ámbito familiar como escolar. Así el 22% admite que en su hogar hay violencia, sea entre padres y hermanos (5%), entre hermanos (15%) o entre ambos progenitores (2%). El estudio llama la atención sobre el hecho de que ese 22% coincide con el porcentaje de jóvenes que 'reflejan en sus respuestas una conceptualización de la violencia como forma de resolución de conflictos'.

El ámbito escolar no sale mejor parado, ya que el 23% de los encuestados admitió que en su instituto se producían situaciones violentas de 'forma habitual y continua'. El trabajo no distingue entre agresiones físicas y verbales por lo que es difícil calibrar la gravedad de las situaciones de violencia a la que aluden los jóvenes. Tampoco se agrupan los datos por sexo, de modo que no es posible saber si las actitudes violentas están equilibradas entre ambos sexos o no.

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En cualquier caso, los coordinadores de la investigación definieron el estudio como una primera aproximación a la situación de los jóvenes de la provincia. 'Es como una fotografía para seguir trabajando en prevención y que los chavales encuentren otra vía que no sea la violencia', resumió Rosso.

El estudio se enmarca dentro de un programa de prevención de la violencia en el que participan unos 80 voluntarios de la Cruz Roja y que ha llegado desde principios de este año a cerca de 20 institutos de la provincia. Las conclusiones obtenidas de la encuesta permitirán a su vez ajustar los contenidos del programa que se desarrolla en los centros y que pretende que los jóvenes no echen mano de la violencia para arreglar sus diferencias.

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