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Perlas Majórica, collares de deudas

La centenaria compañía destituye a su equipo directivo y reclama ayudas públicas

Perlas Majórica, la industria de bisutería y joya popular radicada desde hace 111 años en Manacor (Mallorca), ha desvelado que vive una profunda crisis financiera. La empresa ha sustituido en bloque a su cúpula directiva y, tras anticipar públicamente sus problemas, ha reclamado ayuda a las instituciones públicas para poder afrontar el enorme endeudamiento que arrastra (unos 7.000 millones de pesetas), lo que amenaza a la plantilla, de más de 500 empleados.

Majórica, en su origen vinculada a un núcleo de empresarios alemanes, suizos y mallorquines que desarrollaron una fórmula secreta y con éxito de creación de capas y pátinas en la imitación de perlas, fue vendida en 1998, por unos 10.000 millones de pesetas, a la matriz de gestión de fondos de inversión americanos Alpha Private Equity, que lidera en España José Arozamena y que gestionó La Casera.

Ha habido un descenso de las ventas, vinculado a la eliminación de la publicidad y la no difusión de nuevos productos en las tiendas
La empresa tiene un endeudamiento de unos 7.000 millones, lo que amenaza a la plantilla de más de 500 empleados

La nueva propiedad sustituyó al director y consejero delegado, Jaime Peribáñez, que llevaba 30 años al frente del negocio, y apostó por la modernización de los diseños y de la imagen de la marca, que conoce el 94% de los españoles. Las ristras de perlas de imitación y sus colecciones de joyería de gama baja están presentes en mostradores de aeropuertos de 120 países y en las ofertas en vuelo de 90 líneas aéreas. Pero la magnitud del agujero interno no puede ser atribuida a la caída de ventas internacionales por el pánico a volar tras los atentados del 11 de septiembre.

Antes de decidirse a adquirir Majórica, Alpha contrató a Coopers & Lybrand para que auditara durante ocho meses el negocio, que vendía más de un millón de collares y destinaba el 40% de sus productos a la exportación. Las cifras arrojaban beneficios desde los ochenta, mediante una red de fabricación y comercialización convencional.

El BSCH mantiene el peso de la gran deuda, que, según distintas interpretaciones internas, procede del volumen del crédito concedido para que Alpha efectuara la adquisición inicial de la compañía. Arozamena, que representa al 70% del capital actual, al descabezar estas semanas su propia cúpula de confianza en Majórica, se ha apartado también de la gestión como consejero delegado para explicar que se ha ubicado en el ámbito de las relaciones institucionales y financieras y en la búsqueda de nuevas inyecciones de capital.

Majórica enajenó la emblemática sede central de la marca, en Barcelona, al bufete de abogados Cuatrecasas -que puede tutelar el plan de salida de la crisis- y vendió sus oficinas en Cataluña, ingresando más de 1.500 millones por estos activos. Pero la deuda siguió aflorando: a la gran carga de intereses circulantes se sumó un descenso de las ventas, vinculado a la eliminación de la publicidad y a la no difusión inicial de nuevos productos en su red de tiendas. Arozamena tiene al frente del estudio de modelos a un antiguo ejecutivo de Cartier y ha fichado a nuevos ejecutivos relacionados con empresas de vanguardia y, a la vez, expertos en reactivaciones y reestructuraciones. Vivian de Mesquita es el nuevo director general para estos empeños difíciles y Jared Bluestein es el consejero delegado.

La junta de accionistas y el Consejo de Administración de la industria perlera han buscado esta semana un acuerdo interno para afrontar una imprescindible ampliación de capital. Ante los bancos y las instituciones pretenden marcar un plan de regulación de empleo sobre la plantilla, la mayoría concentrada en la factoría-tienda de Manacor. La recalificación urbanística de terrenos alrededor de la fábrica y de su propio solar para su eventual explotación inmobiliaria es una de las posibles ayudas que las instituciones municipales e insulares pueden tramitar para restañar una parte del problema.

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