El plan argentino no convence
Los mercados de bonos y acciones responden con fuertes caídas
Los mercados de valores argentinos hicieron el pasado viernes su particular lectura del nuevo plan económico cuyo objetivo es evitar la suspensión de pagos de la deuda externa, que acogota al país americano. Entre las medidas con más efecto, se encuentra el canje de los actuales bonos por otros con una rentabilidad fija del 7%. Actualmente, en los mercados, la rentabilidad oscila en los bonos entre el 12% y el 23%. Pues bien, los bonos volvieron a retroceder en sus precios, provocando una elevación de las rentabilidades que llegaron a máximos, situándose el riesgo país en 2.486 puntos básicos (24,86 puntos).
La Bolsa argentina también reaccionó a la baja. Poco antes del cierre, el índice Merval perdía el 2,50%, arrastrado por los bancos. Los analistas argentinos consideran que el sector bancario puede ser uno de los más perjudicados, ya que se plantea la reducción de aportaciones a planes de pensiones públicos y privados, al tiempo que también se producirán descuentos en las compras por tarjetas de débito y crédito. Unas actividades que suponen negocio para la banca en Argentina.
El banco BBVA francés caía poco antes del cierre de la jornada del pasado viernes más de un 5%, mientras que las empresas industriales españolas con presencia en esa Bolsa registraban ligerísimos ascensos.
El plan económico y social que presentó el jueves el presidente argentino, Fernando de la Rúa, ofrece formalmente a los acreedores una reprogramación del pago de la deuda pública, que asciende a 132.000 millones de dólares, para conseguir una rebaja de los intereses a pagar hasta el 7%, frente al 11% actual, lo que representaría el ahorro de 4.000 millones de dólares el próximo año, un objetivo que permitiría cerrar sin déficit las cuentas públicas en el ejercicio de 2002.
También establece un 'contrato social' con los argentinos con 'necesidades insatisfechas', que consiste básicamente en la introducción de subsidios para cinco millones de niños y 500.000 ancianos en situación de pobreza. Además se propone una reducción de algunos impuestos y estímulos para la producción de las empresas y la creación de puestos de trabajo.
Suspensión de pagos
A la espera de un análisis profundo del plan, que sólo será posible cuando se conozcan los procedimientos de canje de la deuda, la mayoría de los bancos de inversión considera cada vez más inevitable que Argentina caiga en una suspensión de pagos de la deuda pública, que asciende a 132.000 millones de dólares. Si bien el pasivo representa un razonable 47% del PIB, los 40 meses de recesión siguen hundiendo la recaudación, mientras el Gobierno de Fernando de la Rúa no consigue un acuerdo con las 23 provincias para rebajarles los aportes que reciben cada mes del Estado nacional, según informa Alejandro Rebossio.
La tercera economía latinoamericana debe abonar entre este mes y el próximo 1.887 millones de dólares por intereses de la deuda. Por eso los economistas coinciden en que difícilmente podrá cumplir con la política de déficit fiscal cero, que adoptaron De la Rúa y su ministro de Economía, Domingo Cavallo, después de que Argentina perdiera el crédito ante la incertidumbre financiera.
La recaudación impositiva del mes pasado se desmoronó el 11,3%. De ahí que el Gobierno intente un nuevo ajuste del gasto público, mediante un recorte de fondos a las provincias, y la disminución de los intereses de la deuda, a través un mecanismo de canje 'voluntario' de bonos, según se preocupó en aclarar De la Rúa.
Los mercados de bonos de países emergentes temen que la reestructuración termine siendo forzosa. La inquietud se despertó cuando Cavallo anunció a comienzos de esta semana que la reprogramación abarcaría la totalidad del pasivo.
El ministro ya impulsó en junio pasado un canje de deuda voluntario para retrasar los plazos de pago, pero a cambio de un oneroso tipo de interés del 15%. Dos meses después, el Fondo Monetario Internacional (FMI) le prometió a Argentina que le concedería 3.000 millones de dólares como garantía de una nueva refinanciación del pasivo que abarate los intereses. Esta operación estaba prevista para principios del año próximo si se cumplía con la meta del déficit cero este año.
Cavallo, sin embargo, planea iniciar de inmediato la reestructuración con los inversores locales: bancos y fondos de pensiones. Les ofrecerá nuevos títulos con la citada tasa promedio del 7%, y la recaudación tributaria como garantía. A los acreedores extranjeros se les ofrecerá la misma tasa, aunque en este caso se busca el respaldo del FMI, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Unión Europea.
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