La 'alianza' entre aves y hombres
La Sociedad Española de Ornitología captura pájaros y les coloca anillas en las patas para vigilar la población
'Este amigo pesa 10,9 gramos y tiene una longitud de ala de 5,2 centímetros'. El nuevo amigo de Javier de la Puente, experto en aves de la Sociedad Española de Ornitología (SEO), no es otro que un herrerillo capuchino pinar, un pequeño pájaro, de color verde y pardo, con una cresta negruzca en lo alto de la cabeza. Después de tomarle las medidas y el peso, De la Puente le coloca en la pata una diminuta anilla metálica, muy ligera, con una inscripción: 'L-502-191', y las siglas del Instituto para la Conservación de la Naturaleza del Ministerio de Medio Ambiente. El pájaro fue capturado en una jornada de anillamiento de aves que tuvo lugar en el Puerto de Navacerrada en la mañana del jueves y que fue seguida por el XII Encuentro de Anilladores, que congregó a cerca de doscientos aficionados en la sierra madrileña.
Un pato censado en Doñana fue abatido a tiros por un cazador en Siberia, a 5.000 kilómetros
La tradición anilladora de pájaros en España se remonta medio siglo atrás, y en ese tiempo ha permitido recoger valiosa información acerca de las costumbres de los pájaros. Se sabe, por ejemplo, que una cigüeña blanca capturada en la provincia de Cádiz ostenta el récord de distancia migratoria conocida. Cayó en una red en una zona húmeda de Tanzania a unos 9.000 kilómetros del sur de España. Otro ejemplo: un pato anillado en Doñana fue abatido a tiros por un cazador ruso en Siberia, a 5.000 kilómetros de distancia.
La persona que captura esas aves en países extranjeros recoge el número de matrícula del ave y se lo pasa al Ministerio de Medio Ambiente de su país. Éste organismo se pone en contacto con el ministerio del país en el que ha sido anillada el ave y le transmite los nuevos datos del ave. De esta manera, cada país cuenta con un banco de datos de las aves anilladas que permite participar en un intercambio de información por todo el mundo.
Con el ánimo de anillar cuantos más pájaros mejor, los ornitólogos de la SEO comenzaron temprano su jornada el jueves pasado en la sierra madrileña. Colgaron unas finas redes, invisibles para las aves, entre los pinos de Navacerrada y se escondieron en un lugar relativamente próximo a la espera de que las aves se enredaran en ellas. Cuando un pájaro cae en la red, los ornitólogos se apresuran a desenredar al pájaro. Lo tratan con mimo. 'La captura con red es un método inocuo, que no causa ningún tipo de lesión al pájaro, por muy pequeño que sea', asegura Pascual Campos, otro ornitólogo de la SEO, que viste de color verde oliva para camuflarse en el bosque.
Antes de lanzarse al campo a anillar aves, los ornitólogos reciben cursillos para manejarlas. Aprenden la técnica para sujetar al animal sin causarle ningún daño. Campos sujeta al herrerillo que ha caído en la red, lo mete en una bolsa de tela clara que está manchada con excrementos de ave. Cuando el pájaro está a oscuras en el interior de la bolsa se queda inmóvil, de tal manera que no se autolesiona.
Una vez los ornitólogos tienen varias capturas, acuden a una pequeña mesa de acampada en la que tienen los útiles para realizar un pequeño estudio del animal. 'Se toma nota del lugar y la hora de la captura. Luego se apunta la especie de ave capturada, su sexo y sus medidas biométricas. Además se calcula el porcentaje de grasa que tiene el pájaro en el cuerpo', añade Campos. La cantidad de grasa que ha acumulado el animal permite saber si vive en una zona con abundante comida y es un indicador que refleja si el ecosistema está sufriendo un deterioro o, por el contrario, está en un buen estado de conservación.
'El herrerillo que tengo en mis manos tiene un tono rojizo en los ojos, lo que indica que es un ejemplar joven, probablemente nacido esta primavera', afirma Campos. El pequeño pájaro es un gran cazador y se alimenta de los insectos y pequeñas larvas que coge metiendo el pico entre las cortezas de los pinos. 'Este herrerillo tiene suficiente grasa en el cuerpo, suficiente combustible, como para volar 400 kilómetros -de Madrid a Bilbao- sin parar', añade el ornitólogo.
'La anilla es la matrícula del pájaro y sirve para identificar a cada ejemplar y realizar un detallado seguimiento del ave', afirma De la Puente. Los anillamientos de aves han permitido descubrir costumbres interesantes de ellas. Por ejemplo, gracias a ellos se sabe que las cigüeñas negras -ave escasa que goza de especial protección- vuela cada invierno 4.000 kilómetros, hasta Malí, para no pasar frío en España. 'Se han recogido cigüeñas negras con matrícula española en la cuenca del río Níger, en Malí, en una zona donde el río se ensancha y es muy rica en comida. Las cigüeñas suelen alimentarse de ranas y peces', comenta Jesús Pinilla, secretario del Centro de Migración de Aves de la SEO.
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