A vueltas con el pasado

Rodada con indudable libertad por Fito Paéz y precedida de una aureola de escándalo por algunos de los extremos que explora su trama, Vidas privadas es un trabajoso drama en el que se dan la mano elementos variopintos -el agobiante peso del pasado, las heridas que éste deja, la represión que se abatió sobre Argentina; la incapacidad del goce, de repente recuperada de la manera más impensable-, aunque lo que predomina, no obstante, sea la tragedia. Empeño personal de Páez, que contó con la inestimable ayuda de su mujer, Cecilia Roth; con un esforzado Gael García Bernal, y con un notable escritor, Alan Pauls, en el guión, Vidas privadas resulta un filme insatisfactorio por varias razones, casi todas ellas de origen técnico. Sobre todo, por un guión pésimamente dosificado, con personajes mal diseñados desde el papel o desaprovechados en el discurrir de la acción; situaciones planteadas de manera errónea, y, sin duda el peor momento del filme, la forma de encadenar las situaciones que llevan al final. Que quede a salvo la voluntad de denuncia de un pasado aberrante no es razón suficiente para salvar una película tan honesta como descompensada.