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Miles de valencianos salen a la calle para pedir la paz y criticar la política del Consell

Confluyen en una manifestación las reivindicaciones del 9 d'Octubre y la petición de paz

Había un poco de todo. Una mezcla de múltiples y diferentes colectivos. Desde plataformas en defensa de la huerta o del Cabanyal, hasta sindicatos y partidos políticos de izquierda, pasando por grupos nacionalistas y feministas. Todos salieron ayer a las calles de Valencia para mostrar su rechazo a la guerra y para defender una mayor promoción de la lengua y cultura propias. No en vano, la manifestación de ayer estataba convocada por la Comissió 9 d'Octubre y la Mesa por la Paz de Valencia. Unas 6.000 personas, según la Policía Local, 1.500, según la Policía Nacional y 9.000, según la organización, se congregaron.

Un policía local, apostado en la plaza el Parterre, mostró su sorpresa por la afluencia de gente. El hecho de que la convocatoria, por una parte, respondía al aplazamiento a causa de la lluvia de la tradicional manifestación nacionalista del 9 de octubre no hacía presagiar una asistencia numerosa en una fecha diferente. Pero, al final, hubo más gente de la esperada, como señalaron algunos miembros de la organización. A ello contribuyó sin duda el rechazo a la guerra y al terrorismo. Muchos de los manifestantes no pudieron entrar en los jardines del Parterre por falta de espacio.

El País Valencià contra la guerra. Un altre món és possible era el lema de la pancarta que abría la marcha. La sostenían, entre otros, el líder de EU, Joan Ribó, el escritor Josep Vicent Marqués y el dirigente del sindicato STEPV, Vicent Mauri. EU tuvo un protagonismo claro en la manifestación de ayer. También CC OO se hizo notar, con su secretario general a la cabeza Joan Sifre. No se vio en lugar preferente a ningún representante del PSOE, que no forma parte de los colectivos organizadores. Sí se adhirió el Bloc.

Las proclamas contra la guerra y contra EE UU caracterizaban más la primera mitad de la manifestación, mientras que la segunda, en la que se escuchaban dolçaines y tabalets, sonaban más los lemas independentistas, si bien no hubo una separación estricta. De tal modo que junto a gritos recuperados del tipo OTAN no, bases fuera, se oían tonadillas entrecortadas que tildaban de español a quien no saltara o que reclamaban la independecia. Entre quienes proferían estos últimos lemas abundaban los jóvenes; entre los que preferían los primeros, la edad aumentaba. Eran generalizadas las referencias poco edificantes al PP y menos extendidas las críticas a la globalización, pero también había.

De este modo se llegó a leer un manifiesto, en el que se produjo un momento de confusión. Hubo gente que empezó a silbar cuando consideró que las referencias más propias de la manifestación del 9 d'Octubre (mayor autonomía, más promoción del catalán, críticas a la Acadèmia Valenciana de la Llengua y a la política de escaparate de la Generalitat) eran quizá excesivas. Pero pronto se empezó a hablar de las injusticias de una guerra en la que mueren niños, y al final hubo un aplauso generalizado.

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