Protestas entre gaitas y carteles
Muchos estudiantes secundaron la jornada de paro por temor a que la reforma educativa dificulte su acceso a la universidad
'Aquí algunos estudiantes oyen la palabra huelga y aprovechan para irse de cachondeo', explicaba ayer con escepticismo el conserje del instituto Herrera Oria, Ismael Díez. Este centro público es uno de los que siguieron la huelga convocada por el Sindicato de Estudiantes (SE) en Madrid para protestar contra los cambios que prepara el Gobierno en la educación secundaria. El instituto permitió que los chicos saliesen de clase, después del recreo, para que pudiesen ir a la plaza de Colón a manifestarse.
La posible prueba de reválida al terminar el bachillerato era la principal y casi única queja de los estudiantes. 'No es justo que tengamos que pasar dos exámenes para poder hacer una carrera', se lamentaba Ana, de 17 años y estudiante de primero de bachillerato en el Herrera Oria, mientras esperaba fuera del aula por haber llegado tarde a clase de religión. Tenía claro que ella sí iba a ir a Colón después del recreo. Confesaba, sin embargo, que conocía desde hace muy poco tiempo los cambios que proyecta el Ministerio de Educación: 'Hace dos semanas vinieron al instituto representantes del sindicato para charlar con los delegados de cada grupo y explicarles qué es lo que pretende el Gobierno. Luego votamos en clase si hacer huelga o no, y salió por mayoría que sí'. Su compañero Fernando, también de 17 años y en primero de bachillerato, era más escéptico: 'Voté a favor de la huelga, pero no me gusta el sindicato por la forma que tienen de actuar. Las cosas no se arreglan a base de manifestaciones'.
Del instituto Ignacio Ellacurría de Alcorcón también había ayer estudiantes dispuestos a protestar. Álvaro, de 17 años y en segundo de bachillerato, se vistió de 'gaitero republicano', con gaita incluida: 'Creo que es una buena manera de manifestarme. Estoy en contra de la agresión a la enseñanza pública y protesto así vestido'.
Alumnos del instituto San Isidoro de Sevilla daban los últimos retoques a la pancarta que habían preparado para la ocasión y en la que se leía: No a la reforma. Esto nos pasa por un Gobierno facha. Uno de sus artífices A. G., de 15 años y en cuarto de la ESO, explicaba: 'Sólo unos pocos defendemos nuestros derechos. La mayoría de los compañeros se han quedado en casa y no van a ir a la huelga. Han faltado a clase porque sí'.
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