Mutilación artística
Por qué es tan común y tan aceptada aquí la mutilación artística llamada 'doblaje de películas'? Entre más de 200 proyecciones cinematográficas que se ofrecen esta semana en el País Vasco (la gran mayoría, de películas extranjeras) sólo cuatro están subtituladas, dos de ellas a horas muy poco convenientes. Es nada frecuente encontrar películas no dobladas en los videoclub. Y no recuerdo ver ni una sola película subtitulada en la televisión en los dos años que llevo viviendo en Bilbao. Aparte del hecho que el doblaje es una práctica tradicional (desde la era del control autocrático de los medios de comunicación), el único argumento a favor del mismo es que cuesta menos esfuerzo para el espectador.
Pero debemos distinguir entre películas que se ven sólo para relajarse y las que recompensan el esfuerzo mental. Doblar Rambo III no es lo mismo que doblar Citizen Kane. La subtitulación preserva la voz del actor con todos sus matices y música, y permite al espectador experimentar los acentos y formas de hablar de diferentes países y regiones, ayudando a aprender idiomas y comprender culturas. El doblaje crea un mundo con sabor a plástico donde escoceses y chinos hablan castellano con acento de clase media, salvo cuando cantan, absurdamente, en sus propios idiomas.
La subtitulación yerra bastante (como puede verse cada noche en el telediario), pero el doblaje esconde sus errores borrando la verdad. Como anglófono en un ambiente bilingüe (castellano-euskera), entiendo muy bien el sentido de impotencia que sentimos frente a la dominación cultural de un idioma que no es nuestro. Pero en cualquier caso ese problema no se resuelva escondiendose en un mundo monolingüe irreal.
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