Trabajo deja sin el permiso laboral a cinco familias acogedoras de niños desamparados

El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales promueve el acogimiento familiar de niños desamparados. Pero a cinco familias que se han atrevido a dar ese paso les ha denegado el permiso por paternidad que disfrutaban para integrar en su hogar a sus nuevos hijos. La Ley de Conciliación de la Vida Laboral y Familiar contempla permisos de 16 semanas en acogimientos de carácter permanente. Pero Trabajo considera que estos cinco casos, al no haberlos ratificado aún el juez, 'no son permanentes y no tienen derecho a baja hasta obtener la sentencia'. La Comunidad, que regula los acogimientos, discrepa de esa interpretación y acusa al ministerio de cambiar de criterio sin avisar 'porque en otros 71 expedientes previos no hubo problemas'.

Los niños acogidos por estas familias han sufrido, en su corta vida, penurias, abandonos e ingresos en internados. Por eso es básico que las familias que les abren las puertas de su hogar dispongan de un tiempo para iniciar con buen pie una convivencia que puede ser difícil. La decisión del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INNS), del Ministerio de Trabajo, ha impedido a estos nuevos padres disponer de ese tiempo y también les ha hecho perder dinero, ya que llevaban un mínimo de tres semanas disfrutando de un permiso que luego les han negado.

Las consecuencias más graves las ha sufrido Mercedes García, de 39 años, que, tras la denegación de la baja, ha perdido su empleo de limpiadora. Mercedes y su marido son padres de una niña de 10 años y, tras varios intentos fallidos de concebir otro hijo, optaron por el acogimiento.

El niño, un bebé de seis meses, llegó a su hogar el 24 de septiembre. 'Ese día cogí la baja porque, según me explicaron en la Comunidad, tenía derecho a ella. Pero dos semanas después me pegué un susto porque me llamó la asistenta social para decirme que me la denegaban. Como mi empresa había cogido a una sustituta, para no echarla a ella me despidieron a mí', afirma Mercedes.

'Es absurdo, ¿para qué quiero yo una baja dentro de un año o dos cuando llegue la sentencia judicial? Me hace falta ahora para cuidar al bebé', asegura esta vecina de Coslada, ahora en el paro y con un esposo albañil.

Pilar, de 29 años, y Raúl, de 27, saben bien, por su condición de educadores, que un chaval que ha sufrido el desamparo necesita tener cerca a sus padres acogedores cuando comienza a vivir con ellos 'para no volver a a sentirse abandonado'. Por eso les ha resultado muy doloroso tener que dejar en una guardería a la pequeña de un año a la que abrieron su hogar hace mes y medio. Pilar contaba con la baja de 16 semanas para estar con la niña, pero sólo ha podido tener 6.

La situación de Marina, de 44 años, y de Tomás, de 42, dos técnicos de producción audiovisual, es similar. El 12 de septiembre iniciaron el permiso tras acoger a dos hermanitos de 9 y 11 años y el 3 de octubre se enteraron, por casualidad, de que se lo denegaban. 'Con la empresa nos hemos arreglado cambiando el permiso disfrutado por vacaciones, el problema está en que es más complicado que los chavales se vayan adaptando a nosotros con el poco tiempo que tienes cuando debes trabajar', aseguran.

José Antonio Panizo, subdirector general de ordenación y asistencia jurídica del INSS, niega que este organismo haya empezado a aplicar la ley de forma distinta. 'Si se ha dado antes algún permiso en casos similares a éstos habrá sido por error', asegura. 'Un acogimiento permanente necesita de sentencia judicial, porque si no sería un acogimiento simple, que no tiene derecho a baja. No negamos los permisos; sólo los aplazamos hasta que dictaminen los jueces, porque pueden revocar los acogimientos', apostilla. Y añade que 'hay voluntad de buscar soluciones'.

Jesus Rubio, abogado del Instituto Madrileño del Menor y la Familia (IMMF), de la Comunidad, replica que los acogimientos iniciados por estas cinco familias 'son permamentes, no simples, porque no tienen fecha de finalización'. Asegura, además, que los jueces 'ratifican el 99,5% de los expedientes presentados'.

Las cinco familias afectadas tienen niños en acogimiento permanente, es decir, con voluntad de vivir con ellos toda la vida. Pero como los padres biológicos de los pequeños, aunque no pueden atenderles tampoco quieren darlos en acogimiento, es el juez quien debe decidir.

Para evitar que los niños sigan viviendo en internados hasta el fallo judicial, que puede tardar hasta tres años, el artículo 173 del Código Civil permite que vivan con sus nuevos padres si el IMMF lo autoriza. El problema está en que Trabajo no considera esta fase provisional, en el que se hallan estas cinco familias, como un acogimiento permanente.