Samuel aún no tiene quien le cuide
Los trabajadores de Educación Especial piden más recursos para los 28.346 alumnos inscritos en Andalucía
Samuel tiene 5 años y vive en un pequeño municipio de la provincia de Málaga. Sufre encefalopatía hipóxico-isquémica, trastorno cerebro-motor espástico-distónico, epilepsia sintomática refractaria y, por desgracia, un largo etcétera de patologías tan complejas como impronunciables. Samuel tenía un educador el año pasado que se encargaba de él a todas horas. A día de hoy, todavía no puede ir al colegio porque aún no ha llegado un profesional especializado que le preste la atención que merece.
A pesar de que el tramo de Educación Infantil no es obligatorio, un portavoz de la Delegación de Educación de Málaga aseguró ayer que el caso ya está resuelto, así como el de otros 8 niños con necesidades especiales que 'en los próximos días tendrán a un educador'.
La Consejería de Educación garantiza una plaza en Primaria y Secundaria para todos los alumnos con necesidades especiales: problemas psíquicos, motóricos, auditivos, visuales o emocionales; con trastornos de lenguaje o de personalidad; con plurideficiencias o con sobredotación intelectual.
Los médicos, psicólogos, logopedas, orientadores y educadores acogen de buen grado cualquier esfuerzo de la Administración y entienden las dificultades que plantea la burocracia. No obstante, son los que pasan las horas junto a los niños en busca de la mayor calidad en su enseñanza y son los que se quejan de la carencia de recursos tanto materiales como humanos.
Este grupo de profesionales sabe que trabaja dentro de una minoría y conoce las dificultades que presenta la enseñanza a estos alumnos. Por eso reclaman herramientas para que nadie hable de diferencias. Uno de los puntos en los que más inciden es en eliminar las barreras arquitectónicas.
Los más implicados no sólo solicitan más implicación de la administración. Así, una asesora de la Consejería de Educación cree que la sociedad en general 'está dormida y poco sensibilizada con estas personas con discapacidades'.
Fuentes de la Consejería de Educación reconocen que los recursos en este ámbito 'siempre son pocos' y que 'en Educación Especial nunca se toca techo'. Pero la misma fuente señala que las necesidades prioritarias 'están cubiertas'.
El proceso de matriculación de los niños con necesidades especiales se inicia con la detección de éstos y de sus necesidades, tarea que realiza un primer equipo. Un segundo grupo de profesionales supervisa el trabajo que se realiza en las distintas zonas de la provincia. Por último, están los equipos que se encargan del día a día con los alumnos en los centros. Este organigrama está implantado con fuerza en Málaga y Sevilla y progresivamente llegará a las demás provincias andaluzas. Ya lo tienen Cádiz, Almería y Córdoba, aunque con menos personal.
El colegio Victoria Kent de Málaga acumula ya cierta experiencia en Educación Especial. Este año tiene inscritos 37 alumnos en Infantil y Primaria. Sus instalaciones son de las mejores de Málaga. El centro cuenta con ascensor y las barreras arquitectónicas están prácticamente eliminadas. Sin embargo, este año en lugar de tres educadores, tiene sólo dos personas se encargan del traslado, limpieza y cuidado de estos 37 alumnos, algunos de ellos con patologías tan complejas como el síndrome de Lowe, que sólo lo padecen 5.000 niños en el mundo.
El director del centro, Benito Jiménez, también ha regido un colegio sin este alumnado tan especial. Asegura que la dificultad de esta enseñanza hace que 'cuando observas los progresos, la satisfacción es mucho mayor', explica.
La Dirección General de Orientación Educativa y Solidaridad aboga por la integración de los niños con necesidades especiales en los centros ordinarios. Para el responsable del departamento, Sebastián Sánchez, la integración es un fuerte componente educativo. De momento, el 88% de los 28.346 alumnos andaluces con esta condición especial están escolarizados en centros ordinarios. El resto (3.317) acude a instalaciones específicas. Todos están atendidos por 3.301 especialistas.
Esta política de integración es aplaudida por directores de centros como Benito Jiménez, ya que 'poco a poco irá equilibrando las dotaciones de los centros ordinarios y estrechará las relaciones entre los alumnos'. De todos modos, algunos alumnos discapacitados todavía no han visto hacia dónde llevan las escaleras de su colegio.
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