Los socialdemócratas ganan las elecciones regionales en Berlín
La Unión Cristiana Democrática pierde 16,9 puntos, según los sondeos
Con un 30% de los votos, los socialdemócratas alemanes vencieron ayer en las elecciones celebradas en Berlín, la capital. La Unión Cristiana Democrática (CDU) fue severamente castigada: perdió 16,9 puntos respecto a los últimos comicios de hace dos años. Los socialdemócratas se encuentran ahora en la confortable posición de poder elegir socio de Gobierno en esta ciudad-land, bien una alianza con verdes y liberales o bien con los ex comunistas.
El Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) ahora se encuentra en la cómoda posición de poder escoger con quién gobernar entre verdes, liberales y ex comunistas. Doce años después de la caída del muro de Berlín, estos últimos lograron más de una quinta parte de los votos. Las elecciones berlinesas se celebran anticipadamente como consecuencia del triunfo del voto de censura impulsado el pasado mes de junio por la izquierda, que puso fin a diez años de Gobierno conservador en la alcaldía de Berlín, una ciudad con categoría de land.
Los socialdemócratas, que habían retirado su apoyo al alcalde conservador en junio pasado, lograron un 30,1% de los votos, según los primeros recuentos, menos de lo que anunciaban los pronósticos, pero bastante por encima del 22,4% de las últimas elecciones en 1999. La CDU, por contra, registró el mayor varapalo registrado jamás en la política regional alemana, logrando apenas un 23,5%, que se encuentra a años luz del 40,8% anterior. Debido al avance del Partido del Socialismo Democrático (PDS) -la agrupación excomunista que obtuvo un 22,6%, cerca de un 5% más que en 1999-, los conservadores incluso corrían peligro de perder la condición de segundo mayor partido de la capital.
Retorno de los liberales
Los resultados se complementan con el retorno al Parlamento regional de los liberales del Partido de los Demócratas Libres (FDP), que alcanzaron un 9,9%, y la estabilización de Los Verdes, que, con el 9,1%, sólo cedieron una cuantas décimas respecto a 1999. Los ecologistas seguían anoche con visible alivio el recuento que, por primera vez en 17 elecciones regionales consecutivas, no significaba una considerable pérdida de votos (y ello pese al descontento generado entre parte de sus bases por el apoyo a la guerra en Afganistán).
El alcalde Wowereit tiene ahora dos opciones para gobernar esta ciudad de 3,5 millones de habitantes y 78.000 millones de marcos (6,6 billones de pesetas) en deudas: incorporar a la actual coalición gobernante con Los Verdes a los liberales del FDP -una opción ligeramente favorecida durante la campaña electoral- o, por el contrario, rendirse ante la evidencia de que el PDS es el tercer más importante partido de la capital e, incluso, el más fuerte en el este de la ciudad, con un apabullante 47,9%. La votación obtenida por los ex comunistas no se resintió -e incluso se vio favorecida- por su condena a la respuesta militar a los atentados terroristas en EE UU.
El muy popular líder de los ex comunistas, Gregor Gysi, un abogado de 53 años, se ofreció ayer mismo como cogobernante. Tanto Wowereit como el canciller federal, Gerhard Schröder, hasta ahora no han querido excluir esta posibilidad, que, sin embargo, causa mucho recelo entre aquellos que se acuerdan de la violenta división de la ciudad impuesta en su momento por los comunistas y el régimen represivo establecido por ellos en la República Democrática Alemana (RDA).
La decisión sobre quién gobernará en Berlín podría ser un aviso para lo que suceda en las elecciones nacionales, el próximo año, dado que los liberales del FDP quieren reemplazar como socio menor de la coalición federal a Los Verdes. En el campo conservador, en cambio, previsiblemente arreciarán las críticas a la presidenta de la CDU, Angela Merkel, quien no fue capaz de imponer en contra de la vetusta dirigencia local de su partido un candidato fuerte, como hubiese sido su antecesor en el cargo, Wolfgang Schäuble.
Estas elecciones regionales están consideradas como una importante prueba con vistas a las elecciones generales, previstas para dentro de 11 meses. Las últimas encuestas de opinión reflejan un aumento en la popularidad del canciller Schröder, muy relacionado con el aumento de las medidas de seguridad impuestas tras los atentados del 11 de septiembre.
La estrella del SPD
En el momento apropiado, la sinceridad personal puede establecer una gran diferencia, incluso entre políticos. El vencedor de las elecciones berlinesas, Klaus Wowereit, así lo demostró cuando, tras la ruptura de la coalición con los conservadores y antes de asumir el poder local, en junio pasado, salió del armario con una frase contundente, que de la noche a la mañana convirtió al hasta entonces relativamente desconocido político en una estrella mediática: 'Soy homosexual, ¿y qué?'. Abogado de 47 años y berlinés de pura cepa, Wowereit tampoco ha ocultado que nació como hijo ilegítimo de una jardinera y que nunca tuvo mayor relación con su padre. Aparte de ganar simpatías (y algunas críticas) con su franqueza, Wowereit ha demostrado ser un hábil político con un agudo instinto de cuándo lanzarse en pos del poder.
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