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Crónica:LA CRÓNICA | NACIONAL
Crónica
Texto informativo con interpretación

Presupuestos: el debate ausente

Soledad Gallego-Díaz

La crisis internacional provocada por los atentados de 11 de septiembre y el interés casi excluyente que despierta entre los políticos españoles su relación con la lucha antiterrorista están dejando en segundo plano aspectos de la vida política y económica que normalmente deberían despertar mayor polémica. Lo más llamativo es que algunos de esos problemas se han acentuado precisamente como consecuencia de la crisis internacional.

El proyecto de ley sobre el nuevo Cesid o el debate sobre la inmigración, que ha vuelto a recrudecerse tras las primeras semanas después de los atentados, están pasando casi sin discusión. Incluso se han ignorado las sorprendentes declaraciones del jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Moreno, en el sentido de que las Fuerzas Armadas están pensando 'cómo se puede evolucionar hacia misiones en el interior de nuestro territorio atribuidas hasta ahora a las fuerzas de seguridad del Estado'. La rápidez del ministro de Defensa, Federico Trillo, asegurando que se trataba de un malentendido no ha suprimido la duda sobre qué alcance tienen esos estudios y quién los está realizando. Algo especialmente sensible en España, que, al contrario que otros países europeos, dispone ya de un nutrido arsenal legislativo antiterrorista.

Zapatero ha optado por no intervenir, pese a que la decisión del Gobierno español de mantener unas previsiones desfasadas contrasta con las de Francia o Alemania

El caso más evidente de 'segundo plano' es, sin embargo, el del debate de los presupuestos para 2002. En esta ocasión debería tener un carácter más político que nunca, porque es a partir del presupuesto desde donde el Gobierno podría intervenir para hacer frente a la nueva situación económica.

Pese a que muchos expertos, incluso de los ministerios de Hacienda y de Economía, afirman que el texto que está en el Parlamento parte de hipótesis y contiene datos que ya han sido desmentidos por la realidad, el presidente del Gobierno, José María Aznar, ha anunciado formalmente que no habrá cambios. 'Que nadie espere de mí que incumpla el compromiso de gasto ni que eche mano de abrir el grifo', dijo Aznar en un foro celebrado el pasado miércoles.

La decisión de mantener unas previsiones desfasadas contrasta con la tomada por los equipos económicos de otros países, como Francia y Alemania, que han introducido ya cambios en sus respectivos presupuestos para adecuarlos a las nuevas expectativas y que han propuesto mayor flexibilidad en los criterios de déficit previstos en la UE. En el caso español, además, el déficit cero se consigue gracias a que la Seguridad Social ingresará 700.000 millones de pesetas más de lo que precisa para pagar las pensiones. Sólo una pequeña parte de este dinero irá al fondo previsto para las épocas malas.

Zapatero delega

Todo ello no ha provocado, sin embargo, ninguna reacción en el principal partido de la oposición. El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, decidió la semana pasada dejar todo el debate en manos de su portavoz económico, Jordi Sevilla, y renunciar a intervenir en el Parlamento. Zapatero ha desoído incluso los consejos de los asesores que le habían propuesto aprovechar para 'un toque político serio'.

'El equipo económico del Gobierno, que ha hecho una política brillante, parece ahora perdido en sus propios problemas, sea Gescartera o la familia Rato, y eso es peligroso en estos momentos. Basta con mirar a Estados Unidos para comprender que los Gobiernos tienen mucho que decir en circunstancias como éstas', asegura un alto ejecutivo bancario, que admite estar 'varios grados más preocupado que hace unas semanas'. Una cosa, afirma, es que los presupuestos nunca hayan sido absolutamente verosímiles y otra que ahora no lo sean en absoluto.

La reacción del Gobierno norteamericano, que tiene el equipo económico más ultraliberal del mundo, pero que ha decidido atajar la recesión gastando de golpe su superávit e incurriendo incluso en un pequeño déficit, ha dejado en evidencia a quienes defienden la bondad del déficit cero en cualquier circunstancia. Así lo ha puesto de manifiesto, entre otros, el economista liberal Xavier Sala i Marti, que mantiene que la actitud de Washington es compatible con la doctrina liberal y que criticó esta semana la obsesión del Gobierno español por el déficit cero, 'siempre y en todas partes'.

Economistas de otro signo defienden también que el Gobierno de Aznar imprima más transparencia al debate presupuestario. Uno de los problemas que plantea es que la nueva normativa sobre financiación de las autonomías hace muy difícil compararlo con el de años pasados. Según uno de estos expertos, 'vamos a asistir a un debate inconsistente, en un momento en el que nos jugamos mucho y en el que la economía española corre más riesgos'. Desde ese punto de vista, el debate político va a desaparecer justo cuando es 'la hora de los Gobiernos'.

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