_
_
_
_
Reportaje:

Los 'serenos' rurales de Roquetas y Adra

Parados mayores de 40 años colaboran con la Policía Local en tareas de seguridad en el campo

La extensión y distribución de los invernaderos que caracterizan el paisaje del Poniente almeriense han creado un entramado de caminos laberínticos que, si no se es del lugar, resultan complicados de recorrer sin el riesgo de perderse.

Durante el día, como en cualquier otro sitio, puede haber hechos que resquebrajen la seguridad que todo ciudadano demanda. Pero es en la noche, cuando la oscuridad se alía con los intrincados senderos, cuando aumentan las oportunidades para los amantes de lo ajeno y otras especies.

Sin embargo, en Roquetas de Mar -un municipio de más de 50.000 habitantes que vive de la agricultura intensiva y el turismo- los delitos en el medio rural han descendido de forma espectacular de dos años a esta parte.

El descenso de robos en zonas agrícolas, cifrado en un 75% por la Policía Local de Roquetas, ha coincidido con la puesta en marcha de un servicio de guardería rural que llevan a cabo 36 miembros de la Asociación de Parados Mayores de 40 años (PM-40).

Este servicio, que se implantó en Roquetas en 1999 como una experiencia piloto, ha arrojado unos resultados tan positivos que ya está siendo reclamado por otros municipios almerienses como Vícar o La Mojonera. Otras localidades, como El Ejido, también han mostrado su interés. En Adra seis personas han empezado ya a trabajar.

El servicio que desarrollan los parados de PM-40 recuerda en cierto modo a las funciones que llevaban a cabo los antiguos serenos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Durante las 24 horas del día personas, todas ellas del municipio en el que trabajan, recorren los caminos rurales para comprobar que todo está en orden. Si observan alguna anomalía, inmediatamente lo comunican a la Policía Local o a la Guardia Civil.

Pero ellos nunca intervienen. Se limitan a lo que denominan como 'vigilancia pasiva'. También se dedican a observar y comunicar a las fuerzas de seguridad las posibles infracciones que se puedan producir en parques, jardines y zonas de ocio del pueblo.

Después de dos años de trabajo en Roquetas, la Policía Local reconoce que la colaboración que prestan los miembros de PM-40 ha sido de gran importancia. Además, los agricultores han manifestado su satisfacción por el servicio y han pedido que se mantenga.

'Nuestro éxito lo compartimos con la Policía Local y la Guardia Civil. Siempre que los llamamos llegan inmediatamente', explica Antonio Espinosa, artífice del proyecto y presidente nacional de los parados de la asociación PM-40.

Todos los 'vigilantes pasivos' son parados de larga duración a los que les resultaba especialmente difícil volver al mundo laboral. Algunos estaban atrapados en problemas personales que les complicaban aún más la tarea de encontrar un trabajo. Este proyecto les ha devuelto la esperanza y, en muchos casos, la dignidad.

Eleuterio Fernández y Antonio Cortés son dos de los trabajadores del servicio de guardería rural. Ambos derrochan amabilidad y simpatía y ninguno responde al tipo de vigilante aguerrido. Pero es precisamente ese perfil el que más les ayuda en su trabajo. 'Nosotros utilizamos el diálogo. Hablamos con todo el mundo y la gente nos ve más como un servicio de ayuda que como otra cosa', explican.

El 16 de noviembre Eleuterio cumplirá 65 años y podrá jubilarse. A este hombre, peluquero de profesión y cocinero durante años en una conocida cadena de hoteles, le faltaban tres años de cotización cuando se quedó en el paro. Sabe hablar alemán y chapurrea algo de inglés. Pero ni eso ni su amplia trayectoria profesional le ayudaron a encontrar trabajo cuando se quedó parado con más de 60 años.

Antonio Cortés es pintor. Empezó a trabajar a los 13 años. Pero, tiempo después, la suerte le volvió la espalda. Durante cinco años, hasta que entró en el proyecto de 'vigilantes pasivos', tuvo que ingeniárselas para sacar adelante a su familia.

Eleuterio, Antonio y el resto de compañeros, entre los que hay cuatro mujeres, han recibido cursillos impartidos por los bomberos, Policía Local, Protección Civil y el servicio de Emergencias Sanitarias 061.

Esa formación les ayuda a desarrollar mejor su trabajo, sin pisar nunca las competencias de otros. Tienen reuniones semanales con la Policía Local, encargada de orientar sus tareas, y cuentan con un director de seguridad que establece hasta dónde pueden actuar sin invadir otros espacios profesionales.

Estos serenos del siglo XXI contribuyen a mantener la seguridad en el campo. Como contrapartida obtienen un trabajo que les ayuda a mantener otro tipo de seguridad, la que estuvieron a punto de perder en ellos mismos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_