Asesinato de un ministro
Revaham Zeevi ha sido asesinado en uno de los momentos más difíciles del conflicto entre árabes y palestinos (...). Pero incluso en este momento de cólera (...), el Gobierno israelí debe ser consciente de los objetivos de los asesinos y no caer en la trampa que le ha sido preparada. Si ahora Israel responde asesinando a los líderes políticos palestinos, borraría de un plumazo la frágil construcción del diálogo que ha sido formado poco a poco a lo largo de estas últimas semanas.
Arafat ha condenado el asesinato, pero eso no es suficiente. Es responsabilidad suya el tomar acciones reales que eviten tales ataques. Las firmes y amenazadoras acusaciones de Sharon al líder de la Autoridad Palestina y su infundada comparación entre este asesinato y el ataque a las Torres Gemelas no da muestras del juicio tranquilo que se requiere en este momento traumático.
A principios de esta semana parecía que Sharon había decidido que el camino político recomendado por Zeevi no sería el del Gobierno. En su lugar, aunque con fuertes presiones norteamericanas y europeas, parecía que Sharon estaba preparado para retomar el proceso de paz. Arafat, por su parte, y también bajo el peso de grandes presiones, empezó, o al menos así parecía, a tomar medidas para calmar la situación en los territorios.
Sharon consintió la dimisión de Zeevi, el amigo cuyas perspectivas no cambiaban en una realidad cambiante, de la coalición y de los centros de decisión política. Sharon realizó la elección correcta. El asesinato de Zeevi no debería hacer que diera marcha atrás a tal decisión.
Tel Aviv, 18 de octubre
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