La Complutense y el Instituto Cervantes se suman a las iniciativas para salvar la Universidad de Comillas

Se van aunando fuerzas para que el antiguo seminario de los jesuitas de la Universidad de Comillas, en Cantabria, tenga un futuro como centro docente y no como hotel de lujo. El rector de la Universidad Complutense de Madrid, Rafael Puyol, se ha sumado a un posible proyecto en el que estarían presentes también la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) para utilizar el edificio emblemático todo el año en un programa educativo.

También ha mostrado su 'disponibilidad favorable' al proyecto, el director del Instituto Cervantes, Jon Juaristi. La institución que se ocupa de difundir el español en el mundo necesita un centro donde formar profesores de español para sus sedes en el extranjero y Comillas se presenta como alternativa. El interés del Cervantes está en consonancia con la disposición ya mostrada anteriormente por el ministerio de Educación y Cultura y por la Secretaría de Estado de Cooperación con Iberoamérica que ocupa Miguel Ángel Cortés.

Si esas instituciones, a las que podrían unirse otras, desarrollan un proyecto, como está en el ánimo de sus rectores, podrían construir una alternativa a la intención de la entidad que hoy es propietaria del edificio, Caja Cantabria, que, con el beneplácito del Gobierno de la región, pretende vender el edificio a una empresa turística.

'Estamos dispuestos a formar parte de un proyecto docente en el edificio de la Universidad de Comillas', asegura Puyol, quien agrega haber hablado ya con José Luis García Delgado, rector de la UIMP, y con Jaime Montalvo, rector de la UNED hasta que el viernes fue nombrado presidente del Consejo Económico y Social. Puyol dice, en línea con García Delgado y Montalvo, que el lugar, un edificio neomudejar de finales del siglo XIX, se puede usar para formación de profesorado, cursos de doctorado, base para acoger becados extranjeros o cursos de verano.

Esas alternativas quieren aprovechar las posibilidades que ofrece el emblemático edificio que fuera sede de la Compañía de Jesús durante casi un siglo. Ése es también el deseo de la mayoría de la población de la villa cántabra. En ese sentido, la Asociación Pro Comillas se ha movilizado y ha logrado más de 3.000 firmas para paralizar la venta del complejo ante el temor de que acabe siendo pasto de urbanizaciones incontroladas. De producirse, dicen fuentes de la asociación, 'traicionaría la voluntad del marqués de Comillas, que donó los terrenos y los edificios para que fuera utilizado permanentemente con fines culturales o docentes'.

La asociación trata de frenar la especulación urbanística que desde hace ya más de una década sufre la localidad, lo que ha deteriorado su conjunto histórico-artístico y el entorno. A esa iniciativa se ha unido la asociación regional ARCA, que ha denunciado en una serie de postales actuaciones en ese sentido ante las autoridades.