El Gobierno arremete contra la oposición que apoya a EE UU

La comparecencia de los ministros de Exteriores, Josep Piqué, y Defensa, Federico Trillo-Figueroa, ayer tarde en el Congreso, no sirvió para conocer nuevos datos de la operación contra Afganistán o de la futura implicación española. Pero tampoco para consolidar el consenso parlamentario sobre este conflicto. Al contrario, los ministros atacaron, a veces con virulencia, a los partidos de la oposición que le apoyan en el fondo, aunque critiquen las formas.

Se esperaba que el portavoz de IU, Felipe Alcaraz, o los representantes del Grupo Mixto, frontalmente opuestos a la intervención de Estados Unidos, recibieran el embate dialéctico de los ministros. Pero, paradójicamente, los reproches más agrios se los llevaron los portavoces de los grupos que apoyan al Gobierno en esta crisis: CiU y PSOE.

Especialmente agresivo fue el ministro de Asuntos Exteriores con el diputado de CiU Ignasi Guardans, cuya intervención calificó de 'lamentable', tras burlarse de su análisis y amenazarle con enviar el texto de su discurso a su 'jefe de filas'; es decir, al presidente catalán, Jordi Pujol.

Guardans había criticado la 'falta de pedagogia' del Gobierno que, a su juicio, no ha dado suficientes explicaciones a la opinión pública sobre el verdadero alcance de esta crisis y había advertido sobre el peligro de que Occidente esté convirtiendo a Bin Laden en un líder político para millones de musulmanes.

Por su parte, Trillo-Figueroa cuestionó la 'lealtad' del PSOE en esta crisis y comparó la actitud de los socialistas con la que tuvo el PP durante la guerra del Golfo, cuando gobernaba Felipe González. A su portavoz, Manuel Marín, le afeó que hubiese pedido la convocatoria de la Comisión de Secretos Oficiales para que el Gobierno aportase las pruebas contra el multimillonario saudí. Por señas, Marín le indicaba que, precisamente a petición de los populares, el PSOE había retirado ya esa solicitud.

Antes, Marín había dicho que apoyaba al Gobierno, pero no podía compartir su 'angustia existencial' por el hecho de que esta crisis haya puesto a España 'en su sitio', borrando de un plumazo sueños de grandeza, y por el desdén de EE UU ante las reiteradas ofertas de tropas españolas. 'Están dando la sensación de que si no pegamos tiros en Afganistán no somos nadie', afirmó.

También la portavoz del PNV, Margarita Uría, se llevó su capón de Piqué, que le recriminó su ausencia habitual de la comisión.

En lo que a información se refiere, la sesión dio poco de sí. El ministro de Defensa dijo que el Gobierno estuvo 'cabal y puntualmente informado' antes y durante los primeros bombardeos sobre Afganistán ratificó que España 'contribuiría solidariamente' a sustituir a las tropas estadounidenses en los Balcanes, aumentando su contigente de 3.000 efectivos, si Washington alega que necesita retirar sus soldados. No dio detalles sobre la lista de 'capacidades' que ultimó con el presidente y la cúpula militar para ofrecerla a EE UU como posible contribución militar española, aunque la calificó de 'realista e inteligente'.

En cambio, reveló que las bases de Rota y Morón no han sido utilizadas 'para tránsito de bombarderos' en este conflicto.

Aunque aclaró que 'no hay motivo de alarma', afirmó que el Gobierno ha tomado medidas para coordinar la sanidad civil y militar y a Protección Civil ante un eventual ataque químico o biológico. 'El Gobierno tiene capacidad suficiente de detección y descontaminación', dijo. Respecto a equipos de protección, explicó que el Ejército tiene 95.000 máscaras para agresivos químicos, 30.000 mascarillas de otro tipo y 100.000 trajes especiales.