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EE UU advierte a Irak contra cualquier ayuda al régimen talibán

El embajador de EE UU ante la ONU visitó la misión iraquí para enviar un mensaje claro

Enric González

Estados Unidos ha advertido a Irak de que no le consentirá el más mínimo movimiento durante la actual campaña contra los talibán. El embajador estadounidense ante la ONU, John Negroponte, acudió en persona el domingo a la misión iraquí para anunciar que el Gobierno de Washington bombardearía Irak en caso de que Sadam Husein intentara ayudar a los talibán, iniciara operaciones contra su oposición interna o decidiera utilizar armas de destrucción masiva. 'Habrá ataques contra ustedes y resultarán derrotados', dijo Negroponte a Mohamed Douri, embajador de Irak ante la ONU.

El ultimátum, revelado ayer por varios diarios estadounidenses, refleja la preocupación de la Casa Blanca ante la posibilidad de que Irak, el más enconado enemigo de EE UU en Oriente Próximo, aproveche que las fuerzas estadounidenses en la zona se concentran en Afganistán para lanzar una operación por sorpresa. La Administración de George W. Bush está, por otra parte, repleta de ex colaboradores de George Bush padre, gente convencida de que fue un error detener la guerra del Golfo justo a las puertas de Bagdad y de que el régimen de Sadam Husein debía haber sido derribado entonces.

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La situación debió ser peculiar. Nunca, desde la guerra del Golfo, se habían encontrado cara a cara dos diplomáticos de alto nivel de Estados Unidos e Irak. El domingo, poco después de que comenzaran los ataques contra territorio afgano, 'alguien llamó a la puerta y abrimos', según el relato de Douri. En el umbral estaba Negroponte, con un papel en la mano. Negroponte leyó las advertencias y se fue.

Al día siguiente, el embajador iraquí se presentó en las dependencias estadounidenses para entregar una respuesta. En resumen, Douri aseguró que Irak no tenía intención de emprender acciones militares. 'No tenemos relación, ni la hemos tenido en el pasado, con Osama Bin Laden o los talibán', dijo Douri. 'Puedo decirle que no intentamos amenazar a ningún país', agregó. Un portavoz del Departamento de Estado comentó que la respuesta oficial iraquí estaba 'llena de retórica', pero entre ella quedaba claro que 'habían captado el mensaje'.

Poco antes de personarse en la misión iraquí, Negroponte había remitido una carta al Consejo de Seguridad en la que indicaba que la investigación sobre los atentados del 11 de septiembre estaba aún en su 'fase inicial', y que EE UU, en nombre del derecho a la autodefensa, se reservaba la opción de atacar 'a otras organizaciones y otros países'. Esa reserva inquietó a numerosas delegaciones ante la ONU y a su propio secretario general, Kofi Annan. 'Esa frase ha causado preocupación entre algunos de nosotros', reconoció Annan.

El ministro de Asuntos Exteriores iraquí, Naji Sabri, declaró que Estados Unidos y Gran Bretaña intentaban 'ampliar el alcance de su agresión contra Irak con el pretexto del terrorismo'. Irak sigue bajo embargo y parte de su cielo está vedado a sus propios aviones; cazabombarderos estadounidenses y británicos patrullan de forma cotidiana esas zonas de exclusión y atacan ocasionalmente las defensas antiaéreas iraquíes, que tratan a su vez de derribar a los aviones aliados.

Los servicios de inteligencia de EE UU sospechan que Irak pudo participar de alguna forma en los atentados masivos contra Nueva York y Washington. El espionaje checo afirma que Mohamed Atta, que supuestamente pilotaba uno de los aviones secuestrados que se estrellaron contra las Torres Gemelas, se reunió en Praga con Ahmed Jalil Ibrahim Samir al Ani, segundo secretario de la Embajada iraquí en el país, antes de viajar a Estados Unidos en junio del año 2000.

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