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El sector cerámico sufre los primeros síntomas de desaceleración económica

Una empresa suspende pagos y otras recortan producción y contratos

María Fabra

Nadie quiere hablar de crisis, pero los acontecimientos indican lo contrario. Los empresarios del sector de la cerámica y el azulejo hablan de 'coincidencias' o 'prudencia' cuando analizan hechos como la suspensión de pagos de una empresa con 125 trabajadores, Tilesa, o el cierre de un horno en firmas de la importancia de Tau. La rescisión de contratos eventuales se ha convertido casi en una norma a la vista de los vientos de desaceleración económica. EE UU lidera el ranking de destinos de la producción cerámica castellonense.

La velocidad de crucero con que avanzaba el sector azulejero debía de frenarse en un momento u otro, y la incertidumbre sobre la situación internacional ha adelantado la recesión. Pese a los intentos de restar importancia a la situación, Cersaie, la feria internacional celebrada la pasada semana en Bolonia (Italia), ha confirmado los temores. Los datos apuntan a un descenso del 8% de los visitantes, cifra que el presidente de la patronal cerámica (Ascer), Fernando Diago, consideró positiva, ya que, 'la realidad ha mejorado las expectativas, que eran malas'. Los visitantes que más han fallado en Cersaie han sido los estadounidenses y los árabes. El caso es que EE UU lidera el ránking de destinos de la producción cerámica castellonense, mientras Arabia Saudí se situaba en el quinto puesto e Israel en el octavo.

Si hasta la pasada semana la incertidumbre flotaba en los mercados, con el ataque de EE UU a Afganistán, las dudas sólo han hecho que incrementarse. En el caso de las azulejeras coinciden dos factores: la tarea comercial en los mercados internacionales se ve dificultada porque nadie quiere coger tantos aviones como de costumbre y, en cuanto a los destinos de las ventas, el mercado se muestra prudente y está retrasando las compras hasta que la situación se aclare.

En fábricas donde la producción diaria puede llegar a ser de cientos de miles de metros cuadrados, la paralización de salidas de mercancías provoca un incremento del stock nada deseable. En la mayoría de los casos se ha optado por seguir con la producción normal y aumentar el número de metros cuadrados almacenados, lo que significa también dinero almacenado. Sin embargo, en otros casos, como en la empresa Tau, se ha optado por 'aprovechar' el momento, cerrar un horno y actualizar una línea. Según fuentes de la empresa, se ha calibrado el stock con el que se cuenta, más que suficiente para hacer frente a los posibles pedidos de los abastecedores, y se ha decidido, como medida de 'prudencia' proceder al cierre temporal de una de las líneas.

El caso de Tilesa viene de lejos. El pasado año ya presentó una suspensión de pagos a la que hizo frente. Cuando la firma parecía recuperarse con la entrada, además, de un nuevo socio, en junio comenzaron los retrasos en el pago de las nóminas. Tras demorar el regreso de las vacaciones del 10 de septiembre al 1 de octubre, la empresa suspendió pagos. Según Atilano Escobar, de CC OO, el cierre 'no tiene nada que ver con la situación'. Otro hecho que ha coincidido con los días posteriores al ataque terrorista, el de la rescisión de contratos eventuales en muchas de las empresas, 'no es más que una maniobra de los empresarios de cara a la negociación del convenio, que empieza en enero', dicen los sindicatos.

El sector, que produce 621 millones de metros cuadrados (un 16% de la cuota mundial), exporta a 177 países, emplea 24.000 personas y facturó el año pasado 3.301 millones de euros (549.243 millones de pesetas).

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