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La red de Bin Laden, un diseño avanzado de empresa

Las organizaciones criminales modernas imitan las estructuras más novedosas del mundo empresarial

Luis Gómez

Los secuestradores del vuelo 11 de American Airlines que se estrelló el 11 de septiembre contra la torre norte del World Trade Center de Nueva York formaban una célula. O el nodo de una red. Tuvieron muy poca relación con quienes secuestraron los otros tres aviones, según se sabe por las investigaciones del FBI. Cada grupo gozaba de autonomía. No es un capricho que a la organización terrorista que lidera Bin Laden se la denomine con el término 'red terrorista'. Es una red horizontal, descentralizada. 'Sigue el modelo, en términos de dirección de empresas, de los diseños organizativos avanzados', dice José Luis Álvarez, doctor en Administración de Empresas por Harvard y profesor del Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE) en Barcelona. Algo parecido sucede también con las mafias rusas. Para la policía no es una novedad que las organizaciones criminales hayan modernizado sus estructuras siguiendo el patrón del mundo empresarial.

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La Mafia italiana no se diferencia mucho de una empresa tradicional, vertical y jerarquizada. Así se habla de los narcos colombianos, de la Yakuza japonesa: organizaciones piramidales. Pero los tiempos han cambiado, como han cambiado los modelos en el mundo de los negocios. Ahora se habla de redes. La red de Bin Laden. Las mafias rusas. Organizaciones descentralizadas, eficaces, con capacidad para actuar en muchos países y colaborar unas con otras o con terceras organizaciones. Desarticular una célula no implica llegar al origen de la red, e incluso posibilita su rápida sustitución por otro grupo. Una novedad operativa en ETA fueron, no hace mucho, sus comandos autónomos.

José Luis Álvarez lleva años estudiando las distintas formas de organización de empresas y ha investigado las que se organizan en red, un fenómeno que empezó a observarse durante los años ochenta, que procedía fundamentalmente de los países emergentes de Asia, empresas muy descentralizadas cuyas conexiones se basaban en lazos familiares o sociales y que tuvieron unos primeros ejemplos en Occidente en algunos puntos de Italia (por ejemplo, la familia Benetton) o en Silicon Valley. Desde entonces, el mundo de la empresa ha emprendido nuevos modelos de descentralización como una forma de ser más flexibles, más competitivas, de aligerar su estructura, de aliviar su burocracia, de ampliar mercados en cooperación con otras compañías, bien a través de joint ventures, fusiones, de participaciones en terceras empresas, de acuerdos de comercialización... El mundo del cine tiene ejemplos de organización en red: una pequeña productora es una célula durmiente, que se vuelve activa cuando se pone en marcha una película.

'Una red es una constelación de unidades o personas, mínimamente conectados. Es decir, es una organización poco formalizada, poco estandarizada y básicamente horizontal o lateral donde los procedimientos de actuación no están escritos y con poco conocimiento mutuo de sus componentes, lo que dificulta las tareas probatorias', dice José Luis Álvarez sobre la red de Bin Laden. 'Por lo que apreciamos, estos nodos están muy adaptados a su entorno operativo, por ejemplo, a través de células durmientes. Y están coordinadas por una oficina central ligera, porque se trata de maximizar el secretismo'. 'Por eso la red es tan útil', añade Álvarez. 'No hay que dar instrucciones detalladas, no hay que estar en contacto con las unidades. No hay que enviar informes, no hay formalismos. Esperan y saltan cuando reciben la orden. Y, sobre todo, les une un vínculo muy fuerte'.

Este último es un aspecto que llama su atención. 'Porque aquí se produce una paradoja interesante: la organización es muy moderna, propia de empresas avanzadas, pero está operada por agentes sociales ideológicamente casi medievales en algunos casos. Los actores se identifican integralmente con los objetivos, porque les une un credo'. 'La inclusión total de sus miembros', añade Álvarez, 'es una triste e inimitable ventaja de los integristas'.

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Los conocimientos que se tienen sobre la red de Bin Laden indican que es un complejo de redes, unas financieras, otras operativas, otras de apoyo doctrinario, unidas probablemente por eslabones. 'Esos eslabones probablemente serán los elementos más vulnerables de la red y quizás deberían ser los principales objetivos de la estrategia antiterrorista. Especialmente vulnerable debería ser la red financiera', explica.

Pero, evidentemente, la red tiene una jerarquía. 'No es vertical, como en las organizaciones clásicas', dice Álvarez, 'sino probablemente central, un centro que sostiene y distribuye. Rodeando a su ejecutivo máximo se encontrará un círculo de colaboradores que conoce la mayoría de las operaciones y que probablemente esté más expuesto que el nivel máximo', es decir, Bin Laden.

Caso de una hipotética detención o muerte de Bin Laden, ¿quedaría inutilizada la red? 'Es evidente que, además del adoctrinamiento, hay un liderazgo, un jefe con carisma. Y en ese punto tengo mis dudas sobre el futuro de la red. Pero también puede ocurrir que se desplace su centro, que el lugar de Bin Laden lo ocupe otro líder u otro grupo, como pueda ser Hamás, por poner un ejemplo. Tenemos que pensar en términos de estructuras, no en personas. No en jerarquías. Operar una red, competir con ella, o combatirla en caso de delincuencia, supone un cambio cognitivo para el que estamos poco dotados: pensar al margen de jerarquías verticales y de jefes y responsables únicos. Lo importante no son los nodos entre sí, los Bin Laden, sino sus nudos o conexiones'.

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