Restaurante con bula

Muchos ciudadanos nos hemos quejado hasta la saciedad de que el restaurante Botafumeiro de Grácia goza de una desconcertante permisividad municipal en cuanto al aparcamiento. Los coches de los clientes colapsan día sí día también Major de Grácia, porque los dejan allí en plena calle, en doble fila, para que se los aparquen los empleados.

Resulta inexplicable que si yo voy, por ejemplo, al cercano McDonald's (sin querer entrar a comparar el tema gastronómico) tenga que desplazarme en transporte público o dejar mi coche en un aparcamiento, y que en cambio el cliente de Botafumeiro (tan ciudadano como yo, supongo) pueda dejar el auto en la puerta. Digo yo que podrán caminar como todo el mundo. Las quejas al Ayuntamiento y, lo que es peor, la simple visión del lío que monta la práctica de los aparcacoches, que a menudo han de resolver los propios guardias urbanos, no han servido de nada. No quiero creer que esperen a que se produzca algún accidente grave cuando algún conductor o motorista, al tratar de evitar los coches aparcados en doble fila, invada el carril-bus y lo arrollen.