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Columna
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Vaya por delante

'Seré breve', anunciaba el severo conferenciante antes de dar lectura a su intervención. Entonces te ponías a temblar. Sabías que para el sabio maestro de filólogos (o de egiptólogos o paleontólogos) el concepto temporal era otro (nada que ver con el reloj de cuarzo japonés que brillaba flamante en tu muñeca) que para el resto de pobres mortales. Observabas el mazo de folios encima de su mesa como si contemplases tu sentencia de muerte. Dos horas por delante. Un desierto de toses y vasos de agua se abría ante tus ojos en el salón de actos del vetusto instituto, de la vetusta Diputación foral, de la vetusta villa.

Dicen que quien avisa no es traidor, pero uno ha comprobado con los años que los peores farsantes, los más acrisolados impostores, los mentirosos más recalcitrantes son, precisamente, los que están todo el día avisándonos de sus intenciones. No es difícil seguirles la pista en los papeles. En la sección de cartas al director encuentran su paraíso muchos avisadores: 'Vaya por delante que nada tengo contra los integrantes de la etnia gitana', nos avisa en su carta un lector antes de pedir a la Administración local el desalojo de todos los gitanos de su barrio. 'Antes que nada', advierte otro, 'deseo expresar mi más enérgica repulsa por el atentado contra las Torres Gemelas neoyorkinas'. El mismo lector, en el siguiente párrafo de su misiva, desglosa los delitos contra la humanidad perpetrados por el imperialismo yanqui y concluye afirmando que, 'en fin, ellos se lo han buscado'. Otras cartas arrancan advirtiendo que el Islam se merece todos nuestros respetos, pero en dos o tres líneas los autores proponen bombardear La Meca y acabar de una maldita vez con los astrosos moros. No se fíen tampoco de quienes niegan su antisemitismo nada más empezar.

Uno, que sólo es dueño de sus dudas, teme más que a un nublado a esa gente que va a todas horas 'con la verdad por delante' y exhibiendo sus nobles (a menudo son dobles) intenciones. La usan como un escudo -su verdad- con el que protegerse y golpearnos.

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