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Un palestino disfrazado de soldado israelí mata a tres viajeros en una estación

El primer ministro Sharon congela el proceso de paz tras la nueva ola de violencia

Un palestino, disfrazado con un uniforme del Ejército israelí, disparó ayer contra los viajeros de la estación de autobuses de Afula matando a tres civiles e hiriendo a otra docena de personas. El Gabinete de seguridad del primer ministro israelí, Ariel Sharon, decidió ayer, ante este nuevo episodio de violencia, congelar el proceso de pacificación pactado con los palestinos y reanudar los asesinatos selectivos de los líderes de la Intifada. Esta política fue arrinconada hace tres semanas, cuando se estableció un alto el fuego que hacía prever la reactivación del proceso de paz.

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Afula, a pocos menos de cien kilómetros al norte de Tel Aviv, en las puertas de la región de Galilea, se convirtió ayer en escenario de un nuevo acto de violencia palestina. Un joven árabe, disfrazado de soldado, vació el cargador de un fusil de asalto M-16 sobre los viajeros que se encontraban en la estación de autobuses y los ciudadanos que compraban en un mercado cercano.

El tirador, que minutos antes había descendido de otro autobús, pudo ser abatido por los disparos de las fuerzas de élite del Ejército israelí, aprovechando un momento de distracción del atacante. Se le habían acabado las balas del primer cargador y trataba de poner uno nuevo en el arma.

El tiroteo de Afula se produce cuando apenas han transcurrido 48 horas del ataque al asentamiento de Alai Sinaí, al norte de la franja de Gaza, donde un comando de Hamás logró infiltrarse, en plena noche, matando a dos muchachos y provocando una decena de heridos. La operación contra el asentamiento fue el principio de una oleada de tiroteos que en las últimas horas se ha dirigido contra la comunidad judía de Hebrón y un vehículo israelí que circulaba por los alrededores de Jerusalén Este. Estos ataques causaron ayer una decena de heridos.

La escalada de tensión parece haber colmado la paciencia del Gobierno de Ariel Sharon, que ayer, tras el incidente de Afula, decidió congelar las medidas de pacificación pactadas hace una semana entre el presidente palestino, Yasir Arafat, y el ministro israelí de Exteriores, Simon Peres, en un intento de afianzar la tregua y buscar una salida dialogada al conflicto. Entre las medidas congeladas se encuentra el levantamiento del asedio de las ciudades palestinas, la retirada de los controles en las carreteras y la redistribución de los permisos de trabajo para que los palestinos volvieran a trabajar en Israel.

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El Gobierno israelí ha decidido también dar carta blanca al Ejército para actuar en los territorios palestinos y reactivar la política de asesinatos selectivos de los líderes de la Intifada, una táctica criticada con dureza por la comunidad internacional pero con la que Israel ha conseguido hasta el momento eliminar a casi sesenta responsables políticos y militares de la revuelta.

'Si Arafat no es capaz de poner orden en los territorios autónomos, lo haremos nosotros en su lugar', amenazó ayer un portavoz del Ejecutivo israelí, mientras el movimiento radical colono y las organizaciones religiosas, movilizadas en todo el país con ocasión de las fiestas del Succot (Tabernáculo), aplaudían la política de mano dura.

Los primeros frutos de esta política se recogieron ayer en Hebrón y en Jenín, donde las fuerzas militares que protegen a los 400 colonos situados en el centro de la ciudad dispararon contra los vecinos palestinos que viven en la colina de Abu Shinehm, matando a un muchacho árabe. En Jenín, fuerzas especiales israelíes disfrazadas de árabes (mustarabim) lograron capturar a dos dirigentes de Yihad Islámica.

Judíos ultraortodoxos corren tras los disparos de un palestino en las fiestas del Succot, en Hebrón.
Judíos ultraortodoxos corren tras los disparos de un palestino en las fiestas del Succot, en Hebrón.EPA

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