El secretario Rumsfeld pide a Arabia Saudí datos para el espionaje estadounidense, y no las bases
La diplomacia estadounidense sigue atando cabos en los países árabes. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, se reunió ayer en Omán con el sultán Cabos y llegó por la noche a Egipto, otro de los eslabones delicados de la coalición antiterrorista. La gira de Rumsfeld no parece tener otro objetivo que fijar conceptos ya acordados anteriormente y, sobre todo, insistir en que la Casa Blanca no avasallará a ninguno de sus aliados. 'Sabemos que algunos países tienen limitaciones y responsabilidades, y las respetamos plenamente', dijo Rumsfeld tras la primera escala, en Arabia Saudí.
La gira de 'consultas' o 'buena voluntad' que mantiene el secretario de Defensa está encaminada a ofrecer garantías de que Estados Unidos no exigirá a sus aliados árabes más de lo que éstos puedan ofrecer, y a expresar de forma personal que George W. Bush es consciente de que debe actuar con delicadeza para no inflamar una región altamente inestable.
Arabia Saudí, por ejemplo, se opone públicamente a que sus bases sean utilizadas para lanzar ataques contra otro país musulmán. La dinastía de los Saud, vieja aliada de Washington, es mucho más frágil de lo que parece y Bush no quiere ponerla en peligro con acciones desconsideradas, que puedan excitar una reacción en contra de algunas organizaciones islámicas. 'El Reino de Arabia Saudí, como guardián de los lugares santos de los musulmanes, tiene una responsabilidad, y nosotros la respetamos y nos sentimos confortables con ella', afirmó Rumsfeld, quien sugirió, sin embargo, que el uso de las bases saudíes (donde Estados Unidos tiene 5.000 soldados y decenas de aviones) aún no estaba descartado. 'Esas cosas se irán hablando, con discreción', indicó. Para seguir puliendo esos detalles, el subsecretario de Defensa, Douglas Feith, seguirá en los países del Golfo una vez Rumsfeld haya emprendido el regreso.
'No hemos discutido en ningún momento sobre el uso de bases en nuestro territorio', proclamó el príncipe Sultán, ministro de Defensa saudí, en una declaración dirigida especialmente al mundo árabe, muy atento a todos los mensajes que procedan de este país. 'Un misil de crucero o un bombardero no serán los factores determinantes; puede ser más importante un poco de información, porque eso es lo que nos permitirá arrancar de raíz las redes terroristas', añadió el enviado de Washington, quien pidió a las autoridades saudíes que aportaran datos 'con discreción' al espionaje estadounidense.
Convenio con Omán
Las cosas fueron más simples en Omán. A principios de este año se renovó el convenio sobre cooperación militar e intercambio de información entre el pequeño país y Estados Unidos, que puede utilizar las bases locales. Prueba de la cooperación omaní, cuyos aeropuertos están a tres horas de vuelo de Afganistán, son los ejercicios militares conjuntos que desarrollan estos días con fuerzas especiales británicas. Según Rumsfeld, los resultados de su breve estancia en Omán fueron 'excelentes'.
El secretario de Defensa voló desde Omán a El Cairo, donde tenía previsto anoche reunirse con las máximas autoridades de Egipto, otro de los eslabones frágiles de la cadena antiterrorista que trata de formar Washington. Tanto en Riad como en El Cairo se insiste en que no pueden alcanzarse 'soluciones globales' sin resolver el problema palestino. En aguas cercanas a Egipto deben comenzar el próximo lunes unas maniobras militares con participación de fuerzas egipcias, británicas, francesas, alemanas, italianas, españolas, griegas, jordanas y kuwaitíes.
El secretario de Defensa Rumsfeld llegará hoy a Uzbekistán, una ex República soviética fronteriza con Afganistán en la que Washington espera desplegar amplios contingentes de tropas en los próximos días.
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