La sucesión de Fraga y los futuros pactos marcan el inicio de las sextas elecciones gallegas

Las sextas elecciones gallegas de la democracia arrancaron ayer con dos referencias para el debate político: la sucesión de Manuel Fraga como presidente de la Xunta y los pactos posibles después de las elecciones. El candidato del Bloque Nacionalista Galego vaticina que si triunfa Fraga con una nueva mayoría absoluta, la legislatura durará sólo 'año y poco más' y luego los populares entrarán en una guerra sucesoria. Los socialistas buscan animar la participación -ahora existe un alto porcentaje de indecisos- para recuperar la segunda posición y evitar que Fraga logre mayoría absoluta.

La campaña para las elecciones gallegas del próximo 21 de octubre arrancó anoche con todos los pronósticos favorables al presidente de la Xunta y líder del PP regional, Manuel Fraga, quien, según las últimas encuestas, cuenta con grandes posibilidades de revalidar, a sus 78 años, la mayoría absoluta de la que dispone desde 1989.

De todos modos, los sondeos también detectan un elevado número de indecisos, a los que dirigirán sus esfuerzos el Bloque Nacionalista Galego (BNG) y el PSdeG-PSOE, que pretenden animar la campaña para movilizar a su electorado en su cuarto intento de derrotar a un Fraga hasta ahora imbatible.

El presidente de la Xunta de Galicia se sinceró ayer ante los periodistas tras la reunión semanal de su Consejo de Gobierno. 'Me gustaría que no hubiera campaña, que ya hubiese terminado', confesó el presidente gallego. 'Va a ser una paliza a la que ya estoy acostumbrado'. Aunque todavía hace alarde de sus reservas de energías, la edad de Fraga - uno de los argumentos utilizados por la oposición durante la precampaña- ya no le permite los dispendios de antaño.

23 mítines en 14 días

En esta ocasión, el veterano líder participará en 23 mítines en 14 días, una cifra pequeña para lo que acostumbraba hace años. Pero también es verdad que el presidente de la Xunta no interrumpirá su actividad institucional que, de hecho, es una de sus grandes bazas electorales ya que, como resulta tradicional en él, también dedicará la campaña a inaugurar obras por toda Galicia.

La carrera electoral comienza entre cierta indiferencia de los ciudadanos, como lo prueba la prensa gallega de estos días, más pendiente, al igual que la del resto del mundo, de la crisis internacional. Al desinterés también ha contribuido la larguísima precampaña, que se inició en febrero cuando Fraga, durante el debate de una moción de censura presentada contra él por el BNG, anunció que agotaría su mandato en contra de los que le aconsejaban adelantar los comicios a la primavera. Las pocas expectativas de cambio que transmiten las encuestas tampoco han ayudado a levantar el interés entre los electores.

Seguro de su victoria, Fraga recurrió ayer a una célebre sentencia del ex primer ministro italiano Giulio Andreotti: 'El Gobierno desgasta, pero la oposición desgasta más'. Las encuestas revelan, es verdad, un cierto desgaste del PP, pero vaticinan que será insuficiente para que Fraga pierda la mayoría y se abra la posibilidad de un hipotético acuerdo de Gobierno entre el BNG y el PSdeG-PSOE. Los sondeos también son coincidentes al detectar un elevado número de indecisos, que podrían sumar hasta un millón sobre un electorado total de 2,5 millones, según la encuesta publicada el pasado domingo por el diario La Voz de Galicia. A ese sector dirigirán todos sus mensajes BNG y PSOE. El líder nacionalista, Xosé Manuel Beiras, que compite con Fraga por cuarta vez, apela directamente a los votantes del PP cansados de una larga etapa de mayoría absoluta. El secretario de organización del PSOE, José Blanco, también se dirigió ayer de modo expreso a los indecisos para pedirles que apoyen al candidato de su partido, Emilio Pérez Touriño, quien se presenta por primera vez. Touriño, por su parte, repite que la pérdida de la mayoría absoluta sólo depende de que 150.000 gallegos cambien el sentido de su voto.

Los propios dirigentes del PP admiten en privado que la inmensa mayoría de los indecisos son antiguos votantes suyos que han empezado a cansarse del largo periodo de gobierno de Fraga. Pero los populares confían en que finalmente vuelvan a entregarles su voto o, en el peor de los casos, se decanten por la abstención. El presidente de la Xunta abundó ayer en esa tesis: 'Con las machadas que escuchan estos días acabarán decidiéndose por lo mismo que se decidieron en las elecciones anteriores'.

En el PP tienen la convicción de que los electores moderados potencialmente descontentos con Fraga no van a apoyar la posibilidad de un Gobierno de coalición entre el PSOE y el BNG, sobre el que los socialistas no se manifiestan claramente. Y por eso insisten machaconamente en el mismo mensaje: alertar sobre la inestabilidad que produciría una alianza entre socialistas y nacionalistas. Pero los rivales de Fraga le dan la vuelta al argumento: la inestabilidad, repiten, la provocaría la elección de un presidente que terminaría su mandato con 82 años y sin que haya designado a una persona que pudiera sucederle ante cualquier eventualidad. Beiras incluso ha aventurado que si el PP triunfa de nuevo, la legislatura duraría 'un año y poco más' y los populares se enzarzarían en una lucha sucesoria. En cualquier caso, la incógnita sobre el sustituto de Fraga será un argumento repetido durante las dos próximas semanas.