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ESCÁNDALO FINANCIERO

La memoria selectiva del responsable jurídico

Antonio Alonso Ureba, ex secretario del consejo de la CNMV, demostró ayer una extraordinaria memoria selectiva. No quiso fiar a su memoria si en el consejo extraordinario que la Comisión de Valores celebró el 16 de abril de 1999 se discutió o no la intervención de Gescartera. Se agarró a las actas para reiterar que ese consejo fue convocado únicamente para lo que está recogido en el orden del día y que relata después el acta aprobada por el siguiente consejo.

Para mantener esta tesis tuvo que contradecir a Pilar Valiente y a Luis Ramallo. Ambos declararon en el Congreso que fueron convocados para el consejo extraordinario del 16 de abril esa misma mañana, nada más llegar al despacho. Antonio Alonso Ureba discrepó radicalmente en este punto y afirmó que el consejo se convocó el día antes. Esa contradicción menor con Valiente y Ramallo le sirvió para ensamblar su tesis de que el consejo no se convocó para tratar de la intervención sino, como recoge el orden del día y después se acordó, para debatir 'una propuesta del expediente sancionador y una propuesta de medidas cautelares'.

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Durante las seis horas de su comparecencia, Alonso Ureba respondió a las más variadas preguntas con la misma respuesta: el presidente Juan Fernández-Armesto le llama el día 15, le dicta ese orden del día, él se va a su despacho, lo pasa a máquina, vuelve a ver al presidente que le hace unas correcciones, las anota a mano y eso es lo que se discute al día siguiente. Eso lo recordaba a la perfección. Pero no podía recordar si alguno de los consejeros o el director de Supervisión, David Vives, mencionó en algún momento, en el consejo extraordinario del día siguiente, la conveniencia de intervenir o no Gescartera.

Su encasillamiento en no recordar lo que incluso Valiente y Ramallo admitieron -que se discutió la intervención- sólo tuvo un mínimo lapsus. En dos ocasiones se refirió a Vives en ese consejo como el 'director de intervención'. Estaba respondiendo qué pintaba Vives en ese consejo si sólo se había convocado para ampliar el expediente sancionador y eso corresponde a otro departamento; además, ya había un representante de esa dirección para asesorarles en esas cuestiones: Pedro Villegas.

Fue un lapsus momentáneo. La mayor parte de las veces, cuando los diputados le hacían ver la inconsistencia de sus argumentos y la contradicción con Valiente y Ramallo, Alonso sólo endurecía los músculos de la cara y volvía a contar que Armesto le llamó el día 15 para dictarle el orden del día...

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La memoria selectiva de Alonso no se limitó a aquel consejo del 16 de abril. Por ejemplo, recordó con nitidez que en la primera comida de Pilar Valiente con la cúpula de Gescartera y con el ex secretario de Estado de Hacienda, Enrique Giménez-Reyna, no se habló, ni un momento, de Gescartera. ¿Entonces de qué se habló?, le preguntaron los diputados. Ahí volvió a fallarle la memoria, aunque en su primera respuesta dejó caer que quizá fue una comida para felicitar a Pilar Valiente, que acababa de ser nombrada presidenta de la CNMV. Dio marcha atrás nada más percatarse de que celebrar con Antonio Camacho el ascenso de Valiente era casi peor que arreglar Gescartera, y perdió la memoria. Por no recordar, no recordó haber hablado nunca de trabajo ni con su hermano ni con su primo. El primero es socio del abogado de Gescartera, y el segundo fue fichado por Valiente como director de la CNMV cuando fue ascendida a presidenta.

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