Índices de confianza
Como el presidente de la Reserva Federal reconocía en una comparecencia esta semana, las perspectivas de crecimiento a largo plazo de la economía americana no se ven amenazadas por los tremendos daños causados por los atentados, siendo el impacto sobre la confianza de los agentes económicos el principal riesgo que se cierne sobre el crecimiento económico en los próximos meses. Reflejo de esta preocupación ha sido la reciente actuación conjunta de los principales bancos centrales, destinada a minimizar el efecto de esta incertidumbre sobre los mercados financieros.
Sin embargo, difícilmente las acciones de las autoridades monetarias pueden contrarrestar los efectos psicológicos sobre consumidores y empresarios de tan devastadores acontecimientos. Carecemos de referencias históricas para evaluar el posible efecto sobre las diferentes medidas de clima empresarial y confianza. Solamente acontecimientos como la guerra del Golfo, la crisis del petróleo o el final de la guerra de Vietnam parecen ejemplos adecuados para fijar una posible comparación. Todos estos acontecimientos provocaron fuertes caídas de la confianza de los consumidores estadounidenses: entre noviembre de 1973 y noviembre 1974, el índice de confianza del consumidor cayó 64 puntos, mientras que en los años 1990/1991 cayó 55 puntos fruto de la guerra del Golfo y la posterior desaceleración. En este último caso, a pesar de la agresiva rebaja de tipos llevada a cabo por la Fed (cuatro puntos entre agosto de 1990 y diciembre de 1991), no fue hasta que la economía empezó a dar síntomas de recuperación que la confianza del consumidor empezó a repuntar.
El principal riesgo para el crecimiento en los próximos trimestres es el deterioro de la confianza de los empresarios y los consumidores
La confianza empresarial se muestra más sensible a los estímulos monetarios, hecho que ya se estaba reflejando en la evolución del NAPM. Sin embargo, los acontecimientos del 11 de septiembre pueden provocar nuevos deterioros, antes de que se empiecen a recoger los efectos sobre el clima empresarial de las bajadas de tipos. Al menos así queda recogido en los índices de clima empresarial alemanes conocidos esta semana (ZEW e IFO). Los institutos que los publican señalan la fuerte divergencia existente en las respuestas a la encuesta de antes y después del atentado, poniendo de manifiesto, una vez más, el elevado grado de conexión entre las economías y el efecto negativo sobre la confianza de un ataque sin precedentes.
En definitiva, el principal riesgo para el crecimiento económico en los próximos trimestres es el deterioro de la confianza de los agentes económicos: consumidores y empresarios, una variable cuya inercia no se rompe con actuaciones de política monetaria.
Enrique Martín y Enrique Sánchez del Villar son, respectivamente, analista y socio de Analistas Financieros Internacionales.
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