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Reportaje:

Deportistas de cuello blanco

Iñaki Urdangarín y Jorge Valdano disertan en un congreso sobre cómo gestionar equipos profesionales

'Los jugadores forman una fauna muy particular. Ante el entrenador sólo ven dos cosas: si el entrenador está fuerte o si el entrenador está débil. En función de eso, actúan'. Si lo dice Jorge Valdano será así. Ha pasado por todos los escalones del fútbol: jugador, entrenador y ahora director general deportivo, en el Real Madrid. Tiene tanta habilidad con la palabra como en su día con el balón, o incluso más. No es ninguna novedad. Por eso no extraña que intervenga en un congreso de gestores de recursos humanos ligados al mundo del deporte y salga en volandas, aplaudido a rabiar.

Más difícil se hace ver en la misma labor a Iñaki Urdangarin, uno de los mejores jugadores de balonmano de los últimos tiempos y miembro de la Casa Real. El duque de Palma está diplomado en Empresariales y especializado en recursos humanos y también tiene experiencias que aportar a los gerentes deportivos. Ambos coincidieron ayer en Vitoria en el noveno Congreso de la Asociación Europea para la Gestión del Deporte, ante una audiencia de más de 300 personas de una treintena de países. Entre los dos trataron de convencer de las equivalencias entre el mundo del deporte y la empresa, y en su forma de dirigirlos. Cada uno a su manera. Valdano, con su labia argentina; Urdangarin, con su regia sobriedad.

Valdano regaló frases ingeniosas y anécdotas. Zidane, su último gran fichaje, el jugador más caro del mundo, le da mucho juego últimamente. 'Hace tres meses, un periódico encuestó a aficionados del Madrid y el 95% dijo que, si pudiera, ficharía a Zidane. Ahora, ese mismo periódico ha sacado otro resultado. El 85% de los aficionados cree que Zidane ha empeorado al equipo', y concluyó: 'Estamos en un mundo de locos'.

Valdano considera al fútbol como una mezcla de 'Wall Street y de la selva' y exageró para enfatizar las incongruencias del deporte. 'En el Real Madrid, los fichajes de los últimos cuatro años se han hecho con el criterio de siete entrenadores distintos. Así, el equipo puede salir una especie de Frankenstein: con las orejas de Capello, el pelo de Heynckes, la boca de Toshack...'

Urdangarin también trató de trasladar sus experiencias deportivas al mundo empresarial, aunque con menos elocuencia. Él recurrió al vídeo, e incluso enseñó su lado más humano, cuando recordó la derrota de España en la semifinal de un Mundial de balonmano por culpa de un fallo suyo: 'Tuve que llevarme a un bar a los compañeros para convertir aquello en una fiesta porque al día siguiente nos jugábamos el bronce'. Muchos de sus mensajes terminaron con moraleja, siempre acorde con su nueva posición. Ahora es un deportista de cuello blanco.

Iñaki Urdangarín se dirige a los asistentes a su charla.
Iñaki Urdangarín se dirige a los asistentes a su charla.PRADIP J. PHANSE

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