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Israel advirtió a la CIA de la presencia de 200 terroristas infiltrados

La inteligencia israelí alertó en el mes de agosto de que preparaban 'un ataque a gran escala'

El servicio de inteligencia de Israel, Mossad, advirtió a la CIA y al FBI en agosto de que al menos 200 terroristas se habían infiltrado en Estados Unidos y planeaban un 'ataque a gran escala que mostraría la vulnerabilidad de EE UU'. La información dada a conocer por el diario Los Angeles Times se conoce al tiempo que otras fuentes ratifican indicios de una posible conexión de la inteligencia iraquí con los terroristas. El secretario de Justicia, John Ashcroft, se refirió ayer por primera vez al papel de gobiernos extranjeros en los atentados. Ashcroft no hizo comentarios sobre la pista del Mossad, mientras crecen las dudas sobre la identidad de los sospechosos.

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Uno de los pilotos suicidas del 11 de septiembre participó en anteriores atentados

La CIA y el FBI tampoco hicieron declaraciones al respecto. No se sabe si dieron o no credibilidad a la advertencia del Mossad o si no contenía suficientes detalles para que se hubieran podido desarticular los comandos.

La información captada por el Mossad, siempre según la versión del rotativo norteamericano, vinculaba específicamente el compló de los ataques a las Torres Gemelas y al Pentágono a la organización de Osama Bin Laden, Al Qaeda, y no a otros grupos terroristas.

Casi todos los hilos conocidos hasta ahora de la madeja terrorista que intenta desenredar el FBI apuntan a la facción egipcia de Al Qaeda. En concreto al brazo derecho de Bin Laden, el doctor Ayman Al Zawahri, que supuestamente vive también en Afganistán y es el comandante en jefe de la Jihad.

A Al Zawahri, de 50 años, se le atribuye la organización de los atentados a las embajadas estadounidenses de Kenia y Tanzania, en 1998, y el asesinato del presidente egipcio, Anwar el Sadat, en 1981.

De los 3.000 militantes que se cree forman el frente de Afganistán, 1.000 son de origen egipcio. También era egipcio Mohamed Atta, uno de los pilotos suicidas que el FBI sospecha era el líder del ataque, y que ha dejado un gran rastro de pistas en Florida y Alemania, sus dos residencias principales en los últimos dos años.

La investigación de los atentados ha producido hasta el momento 115 detenciones y ocho arrestos, el último ayer en Chicago de un sospechoso de estar directamente conectado con uno de los lugartenientes de Bin Laden.

Nabil Al-Marabh fue arrestado en las afueras de Chicago, un día después de que el FBI registrara su apartamento en Detroit y arrestara a otros tres hombres. El sospechoso figuraba en una lista de más de 190 nombres que las autoridades de EE UU quieren interrogar en relación con los atentados.

El director del FBI, Robert Mueller, afirmó ayer que aún no se ha podido confirmar al cien por cien las identidades de los 19 suicidas.

Las dudas se centran principalmente en Khalid Al Midhar. La policía no sabe si prestó su nombre intencionadamente para poder escaparse con facilidad si le creían muerto después, o si le usurparon la identidad.

El FBI ya buscaba a Al Midhar antes de los atentados junto con otro de los pilotos suicidas, Nawaq Al Hamzi.

Al Midhar entró a través de la aduana de Nueva York sin problemas con un visado de empresario el 4 de julio (día de la Independenica en EEUU), en un vuelo de las líneas aéreas saudíes. A pesar de estar en la lista de sospechosos, el FBI no había dado sus nombres a las aerolíneas antes del 11 de septiembre.

Parece que los investigadores estadounidenses tratan de determinar ahora si los autores de los atentados utilizaron documentación robada o falsa, lo que complicaría mucho los esfuerzos para determinar la identidad real de los culpables.

Las dudas comenzaron a aflorar cuando al menos cinco de los nombres dados en principio por los investigadores como posibles autores de los secuestros pertenecían a personas que viven todavía en Arabia Saudí y Túnez.

Al menos, un diario árabe, el Ach-Chark Al-Aswat de Londres, ha revelado esta semana que dos de los saudíes que figuraban en la primera lista del FBI, Abdel Aziz Alomari y Said Husein Gharamallah, están vivos: el primero en Arabia y el segundo en Túnez, y que están allí desde hace al menos nueve meses. Alomari indicó al periódico que su pasaporte había sido robado en 1995 en Denver, Colorado.

Un tercer presunto piloto suicida, Walid Al-Sheri, está igualmente vivo y trabaja para las líneas aereas saudíes, de acuerdo con la declaración de su padre al Chicago Tribune.

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