La defensa de Ramallo

En la sección de Cartas al Director de EL PAÍS del 8 de septiembre insertan una del señor Ramallo en la que éste trata de defenderse de su posible implicación en el escándalo Gescartera. Parece normal que alguien se defienda cuando se le quiere implicar en algo sucio, no sólo normal sino obligado, pero lo que no es tan normal, ni elegante, ni incluso decente es que saque a relucir todos los escándalos que han salpicado nuestra historia reciente, máxime cuando se trata de casos ya juzgados, superados y algunos incluso olvidados.

Si mantenemos esta actitud, es posible que, a propósito del próximo escándalo, alguien saque a relucir las tropelías de Torquemada, por ejemplo, y esto parece demasiado.