Espionaje y terrorismo
Los últimos acontecimientos ya han comenzado a afectar a la Agencia Central de Inteligencia y otras agencias de espionaje para dotarlas mejor en su combate contra el terrorismo. (...). Será muy tentador adoptar medidas, incluida la de eliminar ciertas limitaciones a las actividades de espionaje dentro del país, que podrían acabar comprometiendo importantes principios democráticos sin proporcionar beneficios tangibles en la lucha contra el terrorismo.
(...) Incluso aumentando su autoridad, el FBI seguiría careciendo de la tecnología y el derecho para vigilar las comunicaciones telefónicas dentro de Estados Unidos. (...) La organización que cuenta con la tecnología necesaria para hacerlo, la Agencia de Seguridad Nacional, está limitada por la ley y por el Ejecutivo a la hora de vigilar las comunicaciones dentro del país. (...) Estas normas se establecieron en 1978 (...). Ahora veremos cómo se intenta modificar esa ley para dar más poderes a la NSA. Es posible que pueda realizarse algún ajuste, pero hasta el cambio más pequeño requerirá la máxima atención de la Casa Blanca y el Congreso, que deben garantizar un control férreo de estas actividades para evitar los abusos.
Otras cuestiones relativas a los servicios de espionaje, incluida la prohibición de los asesinatos, se revisarán en los próximos días. La presión para suavizar las restricciones es abrumadora, pero la nación no saldrá bien parada si se produce una estampida (...) dirigida a eliminar las restricciones con las que se pretendía reflejar y proteger el carácter y los principios de la democracia estadounidense.
Nueva York, 17 de septiembre
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