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LITERATURA POPULAR | RAÍCES

Actualidad del flamenco

Quieren los duendes del almanaque que en estos días de consternación el flamenco vuelva a ponerse en primer plano. (Mejor no meterse en elucubraciones con los duendes, pero a lo mejor es por recordarnos aquella forma de catarsis que ya traían algunas soleares: 'Penas que no pueo más. / Se juntan unas con otras / como la olas del mar'. 'No me mires ni me hables. / La gente se ha dao cuenta: / va a habé una ruina grande').

Clausurados los festivales de verano con la Fiesta de la Bulería de Jerez, se anuncia ya para los primeros días de octubre la Feria Mundial del Flamenco en Sevilla, un acontecimiento más bien comercial, aunque seguramente necesario para que esta música maga (A. Machado dixit) salga por unos momentos de sus ritos arcanos y no tenga que depender tanto de la misericordia oficial o del bolsillo de los señoritos rumbosos. ('Desgrasiaíto el que come / el pan en manita ajena. / Siempre mirando a la cara / si la ponen mala o güena'. 'Por interés del dinero / te fuiste con un gachó. / Y aluego vienes disiendo / que la pasión te segó').

Por otro lado, el periódico El Correo de Andalucía promociona una colección de 500 cantes en versiones primigenias restauradas que promete. En tercer lugar, el último número que nos ha llegado de la revista gaditana Tierra de nadie, del mes de junio, incluye una hermosa sección dedicada a 'Las letras del flamenco', que reactualiza uno de los aspectos más controvertidos de este ya de por sí controvertido arte.

Como que ya lo advirtió en 1881 el gran lingüista austriaco, Hugo Schuchardt, al negar por vez primera el origen gitano de esta música andaluza: 'Por lo que respecta a la poesía, no ha tenido nunca para ellos valor, sino como materia y fundamento del cante'. Más de un siglo después, en el artículo reseñado, su autor, Rafael Lorente Herrera, recoge parecida opinión de uno de los mejores guitarristas del momento, Manuel Parrilla, sobre el mismo asunto: 'Un cante puede tener una interpretación colosal y haber tenido un error garrafal en la letra, lo que demuestra que la letra no es tan importante'. ¿Será eso cierto?

Tomaremos pie en ese artículo, por ser más propio de esta sección de Literatura popular, y aun con todos los miramientos que el caso requiere. La muy antigua discusión acerca de en qué sentido puede considerarse popular este arte, esto es, folclórico y repetitivo, y en qué otro puramente artístico, o sea, individual y de alta ejecución, ha de afectar también a las letras flamencas. ¿Son éstas un mero apéndice de la vieja lírica tradicional, o es lírica sabia, sólo que anónima casi siempre? ¿Es consustancial en ella la manifestación de habla andaluza?

Aunque es seguro que aquí no podremos resolver todo eso, que nos sirva, al menos, como apunte para ir pensando. Lo mismo que haremos, al correr de las próximas semanas, con otros sustanciales enigmas que siguen gravitando sobre el flamenco, empezando por su antigüedad y su origen, y continuando por las presuntas genealogías, que si gitana que si árabe, ambas ya en retirada. Tal vez sea que el nuevo milenio, en esto también y tras los correspondientes zamarreos, se prepara para una nueva clarificación teórico-crítica del flamenco. Falta hace.

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