Putin trata de encajar el rompecabezas asiático
El presidente ruso dirige su atención hacia Oriente y los Estados ex soviéticos de Asia Central
En vez de prepararse para su nueva ofensiva diplomática en Occidente, tal como había planeado, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, se vio obligado ayer a dirigir su atención hacia Oriente y los Estados postsoviéticos de Asia Central, que pueden verse afectados por una acción militar norteamericana en Afganistán.
Putin inició ayer unas cortas vacaciones en la localidad costera de Sochi en vísperas de una serie de viajes europeos que le llevarán a Berlín la semana próxima y a Bruselas después.
Desde el mar Negro, el líder ruso conversó ayer por teléfono con sus colegas centroasiáticos miembros de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y decidió también enviar al secretario del Consejo de Seguridad, Vladímir Rushailo, a una gira por aquellas repúblicas. Rushailo, que visitará Kazajistán, Turkmenistán, Kirguistán y Tayikistán, dijo ayer que la acción antiterrorista debe ir 'dirigida contra un objetivo y no causar bajas entre la población civil'.
Los interlocutores de Putin ayer fueron los líderes de Tayikistán, Turkmenistán, Kirguistán, Kazajistán y Uzbekistán, según la información difundida por la agencia Tass.
Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán tienen frontera con Afganistán, pero diversos tipos de relaciones con los talibán de Afganistán. Mientras Turkmenistán hace profesión de neutralidad y ha encontrado un modus vivendi con sus vecinos, Uzbekistán combate severamente el integrismo islámico en su propio territorio y Tayikistán repele a los islamistas en su frontera gracias a la ayuda rusa, que tiene destacados 25.000 hombres en su territorio.
Con el líder tayiko, Emomalí Rajmónov, Putin conversó sobre la evolución de los acontecimientos en las cercanías de la frontera y examinó posibles pasos conjuntos contra el terrorismo. El día anterior, Rusia había puesto en estado de alerta a sus tropas en Tayikistán.
Con el líder de Turkmenistán, Saparmurat Niyázov, Putin debatió sobre el 'uso activo de mecanismos de consulta y la elaboración de decisiones conjuntas en las reuniones de las instituciones de la CEI'.
Para finales del mes de octubre estaba prevista una cumbre de los líderes de los países de la CEI, que podría adelantarse en vista de los últimos acontecimientos.
Las medidas conjuntas fueron también tema de la conversación entre Putin y el líder de Kirguistán, Askar Akáiev, así como con el líder de Kazajistán, Nursultán Nazarbáiev, y con el presidente de Uzbekistán, Islam Karímov.
La situación creada por el atentado terrorista del pasado martes contra Nueva York y Washington puede poner a prueba la solidez de la relación entre Rusia y sus aliados militares de Asia Central (Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán), y sus aliados políticos y económicos de la región, en el marco más amplio de la Comunidad de Estados Independientes (los tres Estados citados más Turkmenistán y Uzbekistán).
A esta red de relaciones se sobrepone la llamada Declaración de Shanghai, un documento que fue firmado en el mes de junio pasado por Rusia, cuatro repúblicas asiáticas (Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán) y China para promover la seguridad y estabilidad en la zona.
Los miembros de la Declaración de Shanghai acordaron crear una estructura regional permanente contra el terrorismo con base en Bishkek, la capital de Kirguistán. A esto se une el proyecto de crear unas fuerzas de reacción rápida de la CEI, que fue aprobado en el otoño del año 2000, y que, según los documentos de la época, debería comenzar a funcionar este mes de septiembre.
Los desafíos a los que puede ser sometida la zona indicarán en qué medida son efectivas todas estas estructuras comunes creadas en el espacio centroasiático, donde hay un delicado equilibrio étnico y también numerosas amenazas para la estabilidad regional.
El régimen de Uzbekistán, que se ha orientado hacia el modelo laico de Turquía, tiene que habérselas con un fuerte incremento del integrismo islámico, que en los años 1998 y 1999 produjo una oleada de disturbios que se extendieron a los países de Kirguistán y Tayikistán.
Karimov reprimió duramente el islamismo tras aquellos acontecimientos, pero una invasión de refugiados procedentes de Afganistán hacia Uzbekistán y Tayikistán puede recrudecer viejos litigios, jamás superados, entre tayikos y uzbekos y ser un caldo de cultivo para tendencias radicales.
Desde Dushambé, la capital de Tayikistán, la agencia Itar-Tass, citando fuentes del servicio de prensa de las tropas fronterizas rusas, informaba de que la situación en la frontera con Afganistán es tensa, pero estable, y que no se había registrado ningún movimiento de refugiados afganos.
Los guardafronteras informaron de que en las islas situadas en el río Pianzh se han concentrado desde el otoño varios miles de refugiados que han huido de los talibán, pero que de momento no hacen ningún intento de pasar al territorio de Tayikistán.
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