La sucesión
Una frase de Manuel Fraga, presidente de la Xunta de Galicia que con 79 años aspirará a su cuarta elección el próximo 21 de octubre, ha servido para alentar las especulaciones sobre las posibilidades de su consejero de Obras Públicas, Xosé Cuiña, de sucederle al frente del PP gallego.
Preguntado por la cuestión sucesoria, en una entrevista con Europa Press, Manuel Fraga respondió: 'Hay una condición previa [para la sucesión], que es que sean miembros del Parlamento gallego. Otra cosa no puedo decir'.
Si Fraga ganase de nuevo las elecciones autonómicas y abandonase el cargo antes de acabar su mandato, el nuevo presidente debería elegirse entre los diputados electos del grupo parlamentario popular. Pero el veterano líder ha dicho por activa y por pasiva que gobernará otros cuatro años en Galicia.
En todo caso, entre los futuros diputados del PP sólo se atisban dos personas que podrían sucederle: Cuiña y el actual secretario regional del partido, Xesús Palmou, quien reiteradamente se ha declarado al margen de esa pugna pues no tiene ambiciones.
Los líderes de la oposición se apresuraron ayer a vincular la publicación en 'Interviu' de las supuestas incompatibilidades de Cuiña con la 'guerra por la sucesión de Fraga'.
El nacionalista Xosé Manuel Beiras y el socialista Emilio Pérez Touriño también coincidieron en pedir explicaciones 'urgentes' a Fraga ante los indicios de una 'grave irregularidad'.
Pérez Touriño consideró que Cuiña se hallaba en 'situación de irregularidad'. En una conferencia de prensa celebrada en Vigo tras visitar las instalaciones del puerto, Touriño reclamó a Manuel Fraga que aclare 'urgentemente' si conocía diversos informes oficiales que 'ponían de manifiesto la situación irregular'.
El candidato socialista consideró 'lamentable' que estos hechos salgan a la luz en la precampaña electoral gallega y los vinculó con 'el calvario de la sucesión de Fraga'. Touriño sostuvo que si se comprueban los hechos, se trataría de una 'situación grave de irregularidad' negativa para Galicia y su futuro. 'Es sagrado separar la actividad pública de la privada', sentenció.
El presidente de la Xunta despachó el asunto en tres palabras: 'Es una sandez'. El consejero de Obras Públicas opinó sobre su incompatibilidad: 'Es falso'
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