Joan Guerrero retrata el factor humano de las fiestas de la Mercè

Apenas aparece el rastro de los fuegos artificiales. Los cabezudos, en el caso de ser retratados, se han quitado la máscara. La parafernalia queda en segundo plano. La persona centra el interés total de la exposición del fotógrafo Joan Guerrero, artista que el pasado año fue invitado por el Ayuntamiento de Barcelona a reflejar su particular visión de las fiestas de la Mercè. El resultado de ese trabajo puede verse en una exposición que esta tarde se inaugura en el Espai Miserachs del Palau de la Virreina de Barcelona.

'A pesar de la muchedumbre que se concentra durante las fiestas, no hay fotografías corales. He querido centrarme en la individualidad como base de lo colectivo. Para mí, cada persona, son todas las personas', explica Guerrero. El factor humano en el que focaliza su trabajo hace referencia al multiculturalismo de la ciudad, al mundo de los niños y, en general, a la ternura que implica tener sentimientos positivos. Todo ello desde una manera de entender la fotografía simple y directa. 'Siempre he buscado la simplicidad porque creo que lo importante se encuentra en la sencillez de lo cotidiano y en lo que hay dentro de las personas', señala. Entre las imágenes expuestas, Guerrero destaca una en la que se puede contemplar a un niño negro empuñando una espada blanca hecha con un globo. 'Es la invitación a una batalla poética en la que jamás hay muertos', dice.

Las fotografías están realizadas en blanco y negro y 'a todo negativo', es decir que los límites que marca un filete negro que delimita las obras son los del propio negativo. 'No he querido reencuadrar las obras porque parto de un sentido purista de la fotografía que me hace preferir mostrar el instante tal cual se ha captado', justifica.

Junto a las obras de Joan Guerrero, la exposición permite contemplar las de los ganadores y seleccionados del concurso Fotomercè 2000. La divertida fotografía realizada por Elena Carreras al alcalde de Barcelona, Joan Clos, publicada en la edición catalana del diario Abc en septiembre de 2000, fue la ganadora del premio Prensa. En la exposición también puede verse Somriures sense fronteres, con la que Jordi Folch i Dàvila obtuvo el premio Skoda.

En la exposición se incluye un apartado en el que se recoge una selección de las obras presentadas a lo largo de 10 años del certamen Fotomercè.