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Putin pide cautela a EE UU

Rusia teme las consecuencias de un precipitado ataque norteamericano contra Afganistán

Pilar Bonet

Rusia ha prometido ayudar a Washington en la lucha contra el terrorismo internacional, pero no quiere dejarse llevar por las prisas, según se desprende de las declaraciones que el presidente Vladímir Putin efectuó ayer en Yeriván, la capital de Armenia, donde se encontraba de visita. 'Se debe castigar el mal', afirmó el líder ruso. Advirtió, no obstante, contra una respuesta basada en los propios métodos terroristas de 'golpear por la espalda'.

'Tenemos que sopesar nuestras decisiones y tomarlas sobre la base de hechos probados', señaló Putin, que abogó por la creación de un 'sistema' internacional antiterrorista y dijo estar dispuesto a debatir los 'parámetros' de este sistema el próximo otoño, en las dos entrevistas concertadas con el presidente estadounidense, George W. Bush, y en las reuniones previstas con los dirigentes de la Unión Europea y en el cuartel general de la OTAN, en Bruselas.

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El ataque terrorista contra Estados Unidos ha creado una delicada situación en Rusia, país que tiene mucho que ganar, pero también mucho que perder, en función de cómo juegue sus cartas al colaborar con Washington. Las ganancias podrían llegar incluso a la integración de Moscú en la OTAN, según apuntaba el director del Instituto de Europa, Serguéi Karagánov, en una conversación con esta corresponsal. Un mal cálculo del Gobierno de Moscú podría producir una avalancha de refugiados de Asia Central, el auge del islamismo radical en el flanco suroriental de Rusia y la pérdida de influencia en el mundo árabe. Antes de prestar su espacio aéreo para un eventual ataque masivo contra Afganistán, Tayikistán consultará a Rusia, ha dicho el primer ministro de aquel país, Akil Akilov. Para este político, 'el bombardeo es una cosa y otra completamente distinta son las consecuencias del bombardeo', ya que 'puede haber refugiados'.

Rusia tiene agravios propios contra Osama Bin Laden, escondido en algún lugar de Afganistán, a quien acusa de instigar el separatismo checheno, pero no apoya operaciones unilaterales norteamericanas sin control internacional contra su guarida en Afganistán. Tayikistán, Kirguistán y Kazajistán, tres de los cinco países centroasiáticos surgidos de la desintegración de la URSS, están unidos con Rusia por una alianza militar. En Tayikistán, el Kremlin mantiene cerca de 24.000 soldados, incluidos los 7.500 integrantes de una división que protege la frontera con Afganistán.

El ministro de Exteriores de Rusia, Ígor Ivanov, se declaró ayer a favor de medidas de fuerza contra el terrorismo, pero insistió en que 'es necesario calcular de forma real sus consecuencias' y elaborar 'normas políticas', además de medidas 'extremas'. En su opinión, el nivel de colaboración en la lucha contra el terrorismo entre Rusia y EE UU es 'insuficiente', ya que se limita a un 'intercambio de información' concreta. Rusia quiere medidas en el marco de la ONU, dijo Ivanov, según el cual la creación de una base legal internacional contra el terrorismo sería una forma de colaboración 'más concreta y eficaz'.

El viernes, el ministro de Defensa, Serguéi Ivanov, rechazó de plano una posible operación militar de la OTAN en los países de Asia Central miembros del Tratado de Seguridad Colectiva de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).

El ex primer ministro ruso Yevgueni Primakov, considerado una autoridad en temas del mundo árabe y el islam, dio ayer una pista de la posible estrategia rusa. La comunidad internacional, dijo, debe apoyarse en el mundo islámico para combatir a los terroristas. 'Hay que conseguir que los mismos musulmanes comiencen a luchar contra los terroristas', afirmó Primakov, que mencionó a Egipto, Túnez, Turquía e Irán como posibles aliados contra los talibán. Primakov es partidario de definir a los 'Estados parias' en función de una nueva legislación internacional, y no de intereses nacionales, y dijo estar en contra de la 'intervención directa' de Rusia en una acción en territorio de Afganistán.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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