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La grave crisis de la Sindicatura de Cuentas fuerza su propia auditoría

El organismo aplaza la liquidación de sus presupuestos

El desbarajuste en la Sindicatura de Cuentas sigue creciendo. Este organismo, que en siete meses ha sido incapaz de elegir al síndico mayor, ha aplazado ahora la liquidación definitiva de su propio presupuesto a la espera de que concluya una auditoría interna sobre la gestión del ex síndico mayor Ferran Termes, cuya dimisión desencadenó la crisis en la institución. La Sindicatura ya ha designado a dos técnicos para que auditen las cuentas de la entidad y han empezado a trabajar esta misma semana, según fuentes del organismo.

No es la primera vez que la Sindicatura de Cuentas emprende una auditoría interna. Pero las anteriores se realizaron de oficio y por iniciativa del mismo síndico mayor que a su vez era auditado. Esta vez, en cambio, se ha abierto la investigación ante la insistencia de varios síndicos que han sembrado dudas sobre la gestión de Termes. Además, la liquidación efectiva de los presupuestos del año 2000 se ha condicionado al resultado de dicha auditoría.

El pasado julio, la Sindicatura remitió al Parlament su memoria anual correspondiente al año 2000, un documento que incluye la liquidación de las cuentas internas. No obstante, estas cuentas han llegado a la Cámara sin tener aún la aprobación definitiva de los propios síndicos, un hecho insólito en la historia de este organismo que precisamente tiene por objetivo velar por el rigor de las cuentas de las administraciones públicas.

La carta que precede el documento entregado al Parlament señala que el pleno de la entidad acordó aprobar 'el texto de la memoria', pero evita expresamente cualquier referencia a las cuentas correspondientes al año 2000, que se adjuntan como anexo. Fuentes de la Sindicatura explican que los siete síndicos acordaron condicionar su aprobación definitiva a la auditoría.

En los últimos años la gestión de Termes, elegido en su día a instancias de Unió Democràtica (UDC), fue puesta en entredicho precisamente por sus teóricos aliados: los otros dos síndicos apadrinados por Convergència i Unió (CiU) -Xavier Vela, actual síndico mayor en funciones, y Marià Nicolàs- y el único del Partido Popular (PP), Manuel Barrado. El enfrentamiento con este último fue especialmente virulento. Barrado llevó sus acusaciones más lejos e insinuó que la gestión de Termes podría tener incluso irregularidades contables. El año pasado Barrado emitió un voto particular contra la aprobación de la memoria de 1999 para expresar su rechazo a la gestión de Termes y dudó de su rigor. En aquella ocasión, Barrado se quedó solo, pero ahora todos los síndicos han dado el visto bueno a la auditoría.

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