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Los socialistas abren su debate sobre la globalización

Enric Company

La tasa Tobin, que propone gravar las transacciones financieras y destinar su producto a desarrollar los países pobres, quizá no sea en sí misma una solución a los graves desequilibrios económicos en el mundo actual, 'pero sí es una buena propuesta' para adentrarse en el debate sobre la globalización y sus consecuencias. Ésta fue la posición de partida escogida ayer por el primer secretario del PSC, José Montilla, para abrir la Escuela de Verano del PSC, que se celebra en La Seu d'Urgell y que los socialistas dedican este año a abordar el debate sobre la globalización.

Montilla adelantó las posiciones del PSC sobre este asunto. Elogió la decisión del primer ministro francés, Lionel Jospin, cuando sostuvo que la globalización 'ha de tener límites' pero carece de sentido oponerse a ella. 'Tiene que existir también una globalización social', dijo el primer secretario del PSC, para superar el estadio actual, en el que lo verdaderamente global es un inmenso mercado financiero mundial, pero no los derechos sociales de los trabajadores.

A la Escuela de Verano del PSC, que ha sido organizada por su secretario de formación, Josep Borrell, se han apuntado un centenar de cuadros del partido. Hasta el domingo asistirán a ocho sesiones de debate introducidas por especialistas en diversos aspectos relacionados con la globalización.

Algo más que un sí o un no

Entre ellos figuran el que fue secretario de Estado de Comercio en uno de los gobiernos socialistas, Guillermo de la Dehesa; el presidente de Justicia y Paz, Arcadi Oliveras; los sociólogos Luís Moreno y Javier Ramos; los economistas Vicenç Navarro y Philippe Fremaux, y dirigentes socialistas fuertemente implicados en estos debates, como el ex ministro Joan Majó; el diputado y ex vicepresidente de la Comisión Europea Manuel Marín; el presidente del grupo socialista en el Parlamento Europeo, Enrique Barón, y el también eurodiputado Raimon Obiols, además del propio Borrell y el presidente del PSC, Pasqual Maragall.

El debate sobre la globalización preocupa a los socialistas tanto por lo que tiene de reto político frente a sus posiciones tradicionales, que proceden de coyunturas anteriores al estadio actual de la globalización, como por la forma en que ha calado en la sociedad. El movimiento antiglobalización ha cuajado en sectores sobre todo juveniles y progresistas, en los que los socialistas aspiran a tener una presencia activa, pero en los que tienen muchas dificultades para incidir porque su tradición reformista y posibilista choca muy a menudo frontalmente con los planteamientos alternativos sobre los que se ha iniciado y lanzado el debate a escala mundial.

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El PSC y el PSOE han apoyado en los últimos meses propuestas como el establecimiento de la tasa Tobin, que es una de las banderas del movimiento antiglobalización, pero entre los socialistas no hay una posición unánime, ni en España ni en Europa.

En Cataluña, la federación barcelonesa del PSC adoptó en primavera varias resoluciones en favor de la tasa Tobin, y su principal dirigente, el diputado Joan Ferran, tiene presentada en el Parlament una propuesta para que la Cámara la apoye. Pero como dijo ayer el primer secretario de la federación leridana del PSC, el diputado Joaquim Llena, la creciente globalización 'ha trastocado nuestros esquemas' y muchos ciudadanos esperan de los socialistas algo más consistente y elaborado que 'un debate tan primario como un sí o un no a la globalización'.

Montilla acompañó la incitación al debate entre los socialistas sobre la globalización con una reafirmación de las posiciones clásicas. 'Los estados, ahora más que nunca, han de ser correctores del mercado y los estados y las instituciones internacionales han de ser elementos estabilizadores de la globalización en todo el mundo', dijo.

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