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Reportaje:URBANISMO

Una universidad entre Comillas

El histórico edificio de la localidad cántabra se debate entre ser un hotel de lujo o volver a la actividad docente

Jesús Ruiz Mantilla

'Se vende finca con edificio histórico-artístico'. El anuncio apareció, sin muchos más detalles, hace un año en la prensa. El edificio en cuestión es el seminario de los jesuitas en Comillas (Cantabria) y su condición de histórico-artístico obedece a que fue construido entre 1883 y 1892, proyectado por Joan Martorell, patriarca del modernismo catalán, en estilo neomudéjar para convertirse en la sede de lo que durante casi un siglo fue la Universidad Pontificia de la orden creada por San Ignacio de Loyola.

Hoy, el lugar que antaño diera a la localidad la categoría de villa universitaria, se cae apuntalado por algunas estructuras de metal. Desde que los jesuitas desplazaran su sede a Madrid en 1974, el sitio, apenas ha servido para impartir cursos de inglés y albergar colonias veraniegas. El último año, ya ni eso. La orden vendió la finca a Caja Cantabria en los ochenta por unos 1.000 millones y esta entidad, tras un fallido intento de convertir el lugar en un centro de élite patrocinado por la Unesco y con asistencia de grandes pensadores, decidió desprenderse de ella. Y, según fuentes de la entidad, está a punto de venderlo por 600 millones más de los que pagó a una cadena de hoteles de lujo. Pero la idea no convence. Muchas voces se han levantado para que recobre el sentido universitario.

'Un consorcio de universidades que implicara al Gobierno regional y central sería lo deseable'

Si al alcalde de Comillas, Pablo García Suárez, independiente bajo cuyo mandato se ha desarrollado la construcción masiva de urbanizaciones que ha cambiado el perfil de prestancia y donaire que tenía la villa, no se le ha oído una opinión hasta ahora y el Gobierno de Cantabria se lava las manos, la asociación Pro Comillas, creada hace tres años para tratar de frenar el deterioro urbanístico, está dispuesta a dar batalla. Sobre todo, porque teme que los terrenos que rodean el seminario, tres hectáreas muy jugosas, se parcelen y se conviertan en otro montón de hormigón en fila. Pero también porque desean volver a revivir el espíritu de alta cultura que paseó por la villa cuando estaba poblada por estudiantes de Teología, Filosofía y Derecho y la población vivía activa todo el año sin necesidad de buscar trabajo fuera.También preocupa que la población esté estancada (2.400 habitantes censados) y que no se instalen institutos y centros de salud.

'La construcción de chalés y apartamentos desaforada no ha creado empleo consistente. Una actividad universitaria continuada todo el año daría estabilidad a los puestos que se crearan alrededor y aportaría riqueza a Comillas', sostiene José Luis Sánchez Noriega, profesor de la Complutense y uno de los vocales de Pro Comillas. 'No es que un hotel de lujo esté mal visto, siempre que respete el entorno natural, pero la oferta universitaria es mucho más global ', indica. La iniciativa no se limita a una universidad; apunta un consorcio de centros de estudios con participación también de instituciones financieras (el BSCH tiene su sede en esta región) o empresariales (Telefónica, por ejemplo) que puedan darle un contenido universitario y de formación.

Por lo pronto, a la idea ya han respondido con entusiasmo dos rectores: José Luis García Delgado, de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), y Jaime Montalvo, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). García Delgado está dispuesto a 'arrimar el hombro'. 'Ojalá entre todos fuéramos capaces de encontrarle una función. En la UIMP no podemos hacerlo en solitario, somos una universidad complementaria. Pero, un consorcio de universidades que implicara al Gobierno cántabro y al central sería lo deseable', asegura. Para empezar, propone: 'Sería un lugar estupendo para impartir cursos de doctorado a los becados de América Latina o un lugar donde se ofrezcan conocimientos básicos de lo que es España o la universidad española a estudiantes extranjeros que van a pasar aquí una larga temporada'. Y concluye: 'Con un poco de imaginación y voluntad, pensando que en poco tiempo va a estar concluida una obra como la autovía del Cantábrico, que comunica Francia con Galicia, habría que pensar en que Comillas, que está en el centro del camino, es un lugar privilegiado para este tipo de cosas'.

Jaime Montalvo abre la puerta aotras universidades empezando por la de Cantabria. 'Con contenidos y voluntad política, es muy posible. Deberíamos sentarnos y hablar para impulsar un proyecto importante en un edificio que es un emblema para una región que está muy necesitada de ellos', dice. Todos están convencidos de que si el inmueble estuviera en otra comunidad vecina, estaría aprovechado desde hace muchos años.

Precisamente por eso la voz de alarma se ha elevado a las autoridades regionales y a los ministerios de Cultura y Exteriortes. Miguel Ángel Cortés, secretario de Estado para Iberoamérica y presidente de la Fundación Carolina, que reparte 6.000 becas anuales a extranjeros, se muestra muy interesado en revitalizar la actividad docente. Podría incluso usarlo el Instituto Cervantes y para enseñar español a futuros profesores (caso de Brasil). Eso sí, 'habría que restaurar el edificio y una vez hecho, convertirse en un centro de excelencia'.

El coste se elevaría, según algunos cálculos, a 6.000 millones. Mucho si se ve desde la perspectiva de la Consejería de Cultura de Cantabria, que cuenta con 7.000 millones de presupuesto, pero poco si se tiene en cuenta que es menos de lo que gasta el Teatro Real de Madrid en un año, 6.600 millones.

El legado del marqués

El posible cambio de actividad del antiguo Seminario Pontificio a un hotel puede vulnerar la voluntad del marqués de Comillas, Antonio López, según la cual el centro docente no podría destinarse a otro uso. De ser así, como aseguran algunos conocedores de los estatutos fundacionales del seminario, la propiedad tendría que revertir. Algunas fuentes aseguran que el actual marqués, teórico receptor, canceló esa cláusula; pero otras, insisten en que sigue vigente. El caso es que el secretario general de la caja, Alfonso Gutiérrez, ha confirmado negociaciones para albergar un hotel. También asegura que lo ofreció al Gobierno cántabro y a algunas instituciones sin éxito. Añade que estarían encantados de que se hiciese un gran centro docente, pero cree que un hotel garantiza su restauración. El consejero de Cultura, José Antonio Cagigas, dice que ha intentado en vano aunar esfuerzos. Y se defiende: 'Si existieran proyectos concretos y no palabras, no tendríamos inconveniente en participar, pero la restauración por parte de una cadena hotelera, es la posibilidad real de salvar el seminario más digna'. Cagigas reconoce que 'se ha construido demasiado en Comillas' y anuncia que el 15 de septiembre sale a concurso la convocatoria del plan especial que proteja el pueblo de la especulación urbanística. Algo que para María del Mar Arnús, autora de Comillas, preludio de modernidad sobre el modernismo catalán en la villa, que alberga la obra El capricho de Gaudí, 'llega tarde'. 'El Gobierno regional está en deuda con los comillanos por dejar que se haya llegado a este punto, debería implicarse y no permitir que el seminario tenga un uso distinto al que se creó'.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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