'En la Edad Media algunos obispos me habrían quemado viva'
La profesora Resurrección Galera, despedida por la Iglesia por casarse con un divorciado, acudió ayer a su antiguo colegio en Almería
A los obispos les ha salido un divieso con el caso de la profesora de religión católica despedida sin contemplaciones por casarse por lo civil con un divorciado. Ayer, Resurrección Galera regresó a su antiguo colegio público, el Ferrer Guardia de Los Llanos de la Cañada (Almería), y tuvo más prensa, radio y televisiones que un subsecretario, además del apoyo de los líderes políticos y sindicales de la provincia, a excepción del PP. Como esperaba, Galera comprobó lo que se temía: que este año no volverá a dar clases. Los obispos no la perdonan, pero tampoco han comunicado al centro quién será el sustituto.
'¿Es legal humillarme? ¿Por qué me han insultado? ¿Con qué derecho se han metido en mi vida privada?'. A Resurrección Galera, de 36 años, casada hace un año en el Juzgado de Paz de Níjar con Johannes Romes, se le humedecen los ojos mientras responde, en su hermoso y humilde cortijo de Níjar, a las preguntas de EL PAÍS. Está destrozada, aturdida, perpleja. 'Estoy perdida. Llevo siete años impartiendo clases de religión en ese colegio público, y muchos otros dando catequesis, y me echan como a una delincuente, sin una triste carta de despedida, sin un papel, sin una llamada. Me han tratado como si fuera una piedra, como si no tuviera sentimientos. He tenido que enterarme por los medios de comunicación. En la Edad Media algunos de estos obispos me hubieran quemado viva', dice con la voz apagada por el dolor y la rabia.
'¿Qué ley permite esto?'
Es la ley, escucha sin cesar, desde hace cuatro meses, Resurrección Galera, de 36 años. 'La ley. ¿Qué ley permite este despido inhumano, qué ley prohíbe enamorarse, a qué ley acuden los obispos para decir que mi marido y yo vivimos en adulterio?'. Esto del adulterio lo ha dicho sobre ella el obispo de Málaga, Antonio Dorado, pero dos domingos atrás el cura de una lujosa parroquia almeriense, a la que acuden algunos familiares de Resurrección Galera, dedicó el sermón a defender el proceder del obispo y llegó a llamar 'concubina', una y otra vez, a la profesora despedida.
'Estas infamias' le han hecho llorar y le han roto el alma, pero no le hacen tambalear la fe ni su amor a la Iglesia. Eso proclamó ayer la profesora Galera con energía, desafiante, con desprecio hacia los anticristianos que la acosan. 'Otros no son así, he tenido el apoyo de la Iglesia de base, de cientos de fieles y de organizaciones católicas que entienden la caridad y el amor de Jesucristo de muy distinta manera a como lo están haciendo los obispos, con esa soberbia, con esa impiedad tan poco cristiana, tan ignorantes del Jesús que reconocía sus defectos y que dijo aquello de que quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Sólo Dios me puede juzgar, los obispos no, desde luego que no. Y mucho menos dejarme sin trabajo de esta manera ilegal e irracional', añade.
Lo malo es la familia, su numerosa familia almeriense, muy católica y también muy conocida en la ciudad. 'Algo terrible' lo que están sufriendo, dice la profesora. Tanto que, si al principio no todos la entendieron, e incluso la presionaron para que guardara silencio -entre otros motivos, porque el Obispado de Almería también les presionó de manera 'impúdica'- ahora, en cambio, la familia está de su parte y algunos parientes incluso están pensando si volverán a pisar esas iglesias en las que Resurrección está siendo crucificada.
La ley. Durante siete años la Iglesia le ha otorgado a la profesora Galera la Declaración Eclesiástica de Idoneidad (DEI) para enseñar religión como una teóloga, así que sabe de leyes eclesiásticas y es capaz de recitar los preceptos del Código de Derecho Canónigo también para criticar el afán de dinero de algunos obispos mezclados 'como usureros' en el escándalo de Gescartera 'cuando deberíamos ayudar con ese dinero que parece que les sobra a tantos y tantos necesitados', afirma.
Así que Resurrección Galera se desespera cuando le ponen la ley divina o humana encima de la mesa para explicar su actual situación. Que no le vengan 'con cuentos', que la historia de la humanidad -y, en concreto, la en tantas ocasiones despiadada, impía, historia del cristianismo- está llena de injusticias que fueron tenidas por legales en su tiempo: la Inquisición, el castigo a Galileo, la criminal persecución de herejes o no tan herejes. He aquí un ejemplo en la memoria: el secuestro por el Vaticano de un niño judío bautizado a hurtadillas de sus padres, los nobles Mortara, por una criada católica. Por orden de Pío IX se le apartó de por vida de sus padres porque así lo decía la ley de Roma. Es decir, una exigencia legal ofensiva para la credulidad individual, que causó gran escándalo en la época y que aquel Papa sólo pudo sostener gracias a la infantería francesa.
'Una impiedad'. 'Un atropello'. 'Una injusticia anticristiana'. Así ve la profesora Galera su expulsión de la enseñanza por casarse con un hombre al que ama y que la ama. Pero está dispuesta a que el suceso no quede impune, en primer lugar ante la justicia y también con la opinión pública. Esto último lo ha conseguido con creces, a juzgar por el ajetreo que los medios de comunicación españoles -y unos pocos europeos- traen a su alrededor, pero en el proceso laboral, penal y constitucional también contará con el apoyo de mucha gente. Así se lo prometió ayer, a las puertas del colegio Ferrer Guardia, el líder de los socialistas almerienses, Martín Soler. También lo harán los dos grandes sindicatos, CC OO y UGT. Este caso sólo acaba de empezar.
'Hay que predicar con el ejemplo'
Algunos razonamientos episcopales para avalar el radical despido de la profesora Galera desmienten la tesis preferida del cardenal Antonio María Rouco, presidente de la Conferencia Episcopal. Sostiene Rouco que 'la religión es una asignatura científica, no catequesis', y que su inclusión en el sistema educativo debería tener la misma categoría que, por ejemplo, las matemáticas. Pero eso no casa con el trato de catequistas que reciben los profesores de catolicismo. 'Se nos trata como catequistas, no como teólogos. Nos decían que esto no es un trabajo, sino una misión catecumenal. Y que los profesores deberíamos incluso dar las clases sin cobrar nada', recuerda ahora Resurrección Galera. De ahí a la tesis del 'ejemplo personal' no hay más que un paso, y los prelados lo ejecutan por docenas con el despido de profesores a quienes los informadores episcopales descubren en pecado. 'Hay que predicar con el ejemplo', dijo el líder del PP y presidente de la Diputación de Almería, Rogelio Rodríguez Comendador, para avalar el despido de Galera. Lo curioso es que él mismo es divorciado y vuelto a casar, como tantos otros afamados políticos. Ya saben que la jerarquía católica les considera adúlteros y en concubinato.
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