500.000 mexicanos 'huyen' hacia el norte
Uno de cada 20 hogares de México depende ya del dinero de sus parientes en EE UU, y el éxodo continúa
La envergadura de los problemas causados por la emigración de braceros mexicanos hacia Estados Unidos, que aumentará de los 300.000 actuales por año al más de medio millón en los años venideros, según cálculos oficiales, será el asunto fundamental de la próxima reunión entre los presidentes Vicente Fox y George W. Bush.
Es previsible un acuerdo migratorio 'en un año cuando mucho', pronosticó el ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Castañeda. La masiva afluencia, y las muertes registradas durante los ilegales cruces fronterizos, impulsan las negociaciones.
Decenas de miles de desesperados comprometen su vida por los pasos más peligrosos, y menos vigilados, de una frontera común de 3.200 kilómetros. En lo que va de año, un total de 270 murieron en el desierto de Arizona, deshidratados, ahogados, abandonados a su suerte por los contrabandistas de personas, por los polleros. Las estadísticas ilustran. Sólo 93 de los 2.443 municipios mexicanos no tienen algún tipo de contacto con Estados Unidos, y para 1,3 millones de hogares, de los 23 millones censados en este país de cien millones de habitantes, la emigración, lejos de ser un problema, es la solución. 'Al menos uno de cada 20 hogares de México ya depende de los ingresos que obtienen nuestros trabajadores en Estados Unidos', declara Rodolfo Tuirán, secretario del Consejo Nacional de Población.
Un total de 8,5 millones de nacionales viven en Estados Unidos, 13,5 millones de norteamericanos son de origen mexicano, y las remesas enviadas a sus familiares alcanzaron en el 2000 los 6.200 millones de dólares ( alrededor de 1,2 billones de pesetas). El presidente Fox viajará el 5 de septiembre a Washington, en la primera visita de Estado recibida por Bush desde su investidura, para acelerar un acuerdo que establece la legalización de tres millones y medio de indocumentados mexicanos en Estados Unidos. La amnistía ha quedado descartada.
La concreción de ese acuerdo será ardua debido a las objeciones observadas en el Congreso norteamericano, a imponderables prácticos y políticos de su aplicación y a las denuncias de las organizaciones no gubernamentales contrarias a limitar sus beneficios sólo a los mexicanos. De los 250 millones de habitantes de Estados Unidos, cerca de 40 millones son latinos, en su mayoría mexicanos, y dos tercios de los ilegales pertenecen a esta nacionalidad.
'Es importante buscar un acuerdo para que la migración en el futuro se dé por causas legales, y sea ordenada, segura', agrega Rodolfo Tuirán. 'Es una aspiración fundamental entre dos vecinos que mantienen relaciones cada vez más estrechas e interdependientes en materia económica, social y cultural'. La química entre Fox y Bush, cuyos perfiles personales y políticos son muy coincidentes, es tan manifiesta como fluida la relación entre las dos administraciones, conservadoras. 'Jamás' han sido tan buenas, afirmó el embajador en México, Jeffrey Davidow, nombrado por Bill Clinton.
En el marco de sus esfuerzos para evitar los abusos contra el inmigrante, el Gobierno mexicano promoverá en Estados Unidos el programa de radio De paisano a paisano. Sus emisiones divulgarán las leyes norteamericanas y la promoción de los derechos humanos y laborales, y buscarán atraer inversiones hacia las regiones y municipios de donde parten los fugitivos del hambre. De hecho, las inversiones norteamericanas en México ya son cuantiosas y el intercambio comercial pasó de los 80.000 millones de dólares (unos 15 billones de pesetas), antes de la firma del Tratado de Libre Comercio entre EE UU, Canadá y México, en enero de 1994, a los 250.000 millones de dólares en la actualidad.
Jorge Castañeda no desconoce las dificultades de 'normalizar, regularizar, documentar o legalizar' la situación de tres millones y medio de compatriotas, aunque confía en que el problema migratorio quedará resuelto en un plazo de 12 a 15 años. Lo principal, añadió en el programa radiofónico Monitor, es restaurar la confianza entre dos naciones históricamente enfrentadas. Si bien Estados Unidos 'tiene intereses, no amigos (...), puede uno ser amigo de E E UU esporádicamente o por coyuntura'. Se trata de aprovechar la existente. 'Ahora podemos correr el riesgo de confiar en ellos dentro de ese marco'.
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