_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Preguntas sin respuesta

La tragedia ocurrida en Donosti con la explosión del juguete bomba que mató a María Francisca Eraunzetamurgil y destrozó literalmente a su nieto Jokin, así como las reacciones suscitadas con posterioridad, han dejado sobre la mesa un buen número de preguntas a las cuales es difícil encontrar respuesta.

Lo primero que a uno le viene a la mente es interrogarse por el sentido de un crimen de esta naturaleza. Acostumbrados como estamos a convivir con la muerte, con los cuerpos quemados o mutilados de tantas víctimas inocentes, puede que haya quien no crea necesario preguntarse de manera específica acerca de las intenciones de quienes han cometido este acto brutal. Bastaría con acudir a las hemerotecas y repasar la lista de ancianos, de niños y de gentes que 'pasaban por allí' que han sido víctimas de las acciones sangrientas de ETA para eludir las preguntas y concluir que, a fin de cuentas, éste no es sino un suceso más en la larga y variopinta cadena de horrores que hemos vivido a lo largo de las últimas décadas. Sin embargo, la gente se pregunta, como tantas otras veces ha ocurrido, acerca de este bárbaro atentado intentando encontrar explicaciones a lo inexplicable.

¿Se trata de un nuevo 'salto cualitativo' en las mortíferas prácticas de ETA? ¿Alguien ha decidido jugar a una especie de ruleta rusa con la intención de observar cuándo y a quién le va a explotar un juguete bomba? ¿Acaso, por el contrario, tenía el siniestro artefacto algún destinatario concreto? ¿Son tal vez jóvenes aprendices de criminales los que trataron de experimentar con bujías y pólvora prensada para ver qué ocurría, para comprobar la capacidad de destrucción de su invento? ¿Dejaron el cochecito en el bar por algún motivo? ¿Huían tal vez de alguien o de algo? ¿Tiene datos Rajoy para asegurar que se trata de un acto de kale borroka o, por el contrario, se trata de una afirmación para la galería?

No menos perplejidad ha causado en la opinión pública la reacción suscitada en sectores aliados de ETA, como Batasuna, Gestoras, etcétera, ante este crimen. Por una parte, se han apresurado a calificar el atentado como un episodio de 'guerra sucia', como una acción de los aparatos del Estado 'contra el pueblo vasco', representado en este caso por María Francisca Eraunzetamurgil y su nieto Jokin. La celeridad y la seguridad con la que se ha expresado dicha reacción plantea a su vez otro tipo de interrogantes. ¿Qué datos tienen esos sectores para asegurar que el atentado no proviene de su propio entorno? ¿Evacuaron consultas como han sugerido algunos comentaristas? ¿Existe un control tan férreo sobre la kale borroka como para poder saber siempre a ciencia cierta la autoría de las acciones? ¿No han dicho en otros momentos que dicho control no existía?

Por otro lado, llama la atención la participación de Batasuna en actos convocados para condenar el brutal atentado. Acostumbrados como estamos a que enmarquen los actos violentos en el 'conflicto' y a que insistan una y otra vez en que la violencia no va a desaparecer protestando contra ella, se entiende con dificultad que esta vez se hayan sumado a las concentraciones de condena. ¿Acaso hay 'expresiones violentas' que sí deben ser condenadas? ¿Cuál es la regla para saber qué tipo de expresión violenta del conflicto debe ser repudiada y cuál no? ¿Basta con atribuir a 'la otra parte' un atentado para que ya tenga utilidad la movilización y la condena contra el mismo? ¿Qué diferencia encuentran los de Batasuna entre éstas víctimas y las de Hipercor, por citar sólo un ejemplo de entre los asesinatos indiscriminados cometidos por ETA?

Todas estas preguntas y otras que se hace la gente exigen una rápida aclaración de los hechos. En primer lugar, para detener a los culpables de este bárbaro atentado. En segundo término, para aclarar los hechos y disolver cualquier duda que pudiera generarse sobre la autoría de los mismos. Y, por último, para clarificar conductas y poner a cada uno ante sus propias contradicciones.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_