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El Ayuntamiento y los promotores planean llenar el vacío cultural de Barcelona en agosto

La publicación del programa con anticipación atraería a más visitantes, dice Portabella

Tanto el sector público -el Ayuntamiento de Barcelona- como el privado -promotores, productores y hoteleros- coinciden en que hay que aprovechar el tirón turístico de la ciudad y poner en marcha una programación específica para los meses de verano. Ahora bien, el concejal de Cultura, Ferran Mascarell, el de Turismo, Jordi Portabella, el sector turístico y un empresario tan representativo del sector teatral como Daniel Martínez, director de Focus, señalan que tiene que haber un acuerdo entre todas las partes. Nadie quiere asumir en solitario la responsabilidad de articular un plan que evite este vacío que pone en peligro la imagen de Barcelona como destino del turismo cultural.

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La cultura barcelonesa, con algunas excepciones, cierra por vacaciones: el Liceo, el Auditori y el Palau de la Música Catalana -que sí alberga visitas organizadas- aguardan al mes de septiembre para abrir la temporada; salas de conciertos, como Razzmatazz y Bikini, funcionan solamente como discotecas; los teatros que permanecen abiertos pueden contarse con los dedos de una mano; son pocos los museos que organicen eventos extraordinarios para los turistas, y, con las exposiciones de la trienal Barcelona Art Report en pleno funcionamiento, sólo ha habido una actividad programada durante este mes, el ciclo de música y cine africano en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB).

Este panorama choca con las cifras de visitantes. El Consorcio de Turismo de Barcelona -en el que participan el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio- señala la relación directa entre el aumento de las pernoctaciones en la ciudad (7,8 millones en el año 2000) y el número de visitantes que reconocen haber viajado atraídos por su oferta cultural (8,8 millones en el mismo año). El mismo consorcio impulsa el programa Barcelona és cultura, con el objetivo de convertir la ciudad en un referente turístico y cultural.

'Nos hemos dejado llevar por la costumbre', reconoce Daniel Martínez, director de la productora de espectáculos Focus. 'Hay que poner remedio a esta situación, pero hasta ahora no ha habido un objetivo porque, de hecho, desconocemos cuál es la demanda'. Martínez, que reclama 'complicidad entre el sector público y el privado', explica que su empresa tiene la intención de proponer al Ayuntamiento de Barcelona la utilización del anfiteatro griego de Montjuïc para programar, de cara al año que viene, una obra y 'probar las posibilidades de Barcelona durante el mes de agosto'. Aunque no hay nada definitivo, Ferran Mascarell ha señalado que lo más idóneo sería 'presentar una temporada pensada para los turistas antes que alargar el festival Grec'. El concejal de Cultura añade que dicha temporada 'tendría que hacerse en colaboración con el sector privado y hotelero'. 'El Instituto de Cultura', zanja el político, 'no puede asumirlo todo'.Aunque el concejal de Cultura de la ciudad, Ferran Mascarell, asegura que el Grec 'no está pensado para el turismo', Jordi Portabella, regidor y vicepresidente de Turismo de Barcelona, cree que esto no debe impedir que los operadores turísticos dispongan del programa de un evento como el festival de verano con un año de antelación para poder incluirlo en sus catálogos. Eso es algo que, dice Portabella, no sucede. 'Representaría una oportunidad turística muy importante que la programación cultural de Barcelona se hiciese con un año de antelación para poder entrar en los circuitos internacionales', afirma.

Dentro de este desierto de actividades han empezado a vislumbrarse algunos oasis, sobre todo a partir de los últimos tres años. Este mes han permanecido abiertos los teatros Condal, Tívoli, Goya y Versus, todos de iniciativa privada. El resto, hasta llegar a la treintena, ha puesto el tradicional cartel de 'Volvemos en septiembre'. En los dos primeros, dos éxitos comerciales seguros, La jaula de las locas, con Joan Pera y Paco Morán, en el Condal, y la última obra de La Cubana, Una nit d'òpera, en el Tívoli. Otros arriesgan más. Versus Teatre, una sala alternativa alejada del centro de la ciudad, ha abierto las puertas por segundo año consecutivo. Si en 2000 registró un 20% de ocupación, en agosto de 2001 el porcentaje está en un alentador 48%.

Pop y rock A parte del concierto del grupo irlandés U2, que actuó en el Palau Sant Jordi el pasado 8 de agosto, la oferta de música pop y rock durante este mes de agosto se ha limitado a los conciertos programados dentro de las fiestas mayores de los barrios de Gràcia y Sants. Paloma Cordón, responsable de Sinnamon, la empresa que gestiona la sala Razzmatazz, explica que 'es difícil cerrar fechas con los grupos porque agosto es el mes en que se realizan más festivales fuera de las grandes ciudades'.

Lo que sí que funciona, y muy bien, son los conciertos en recintos más pequeños, como Jazz Sí Club, del Taller de Músics, Harlem Jazz Club, Luz de Gas, Jamboree y La Boîte, que no interrumpen su programación durante este mes. Y, por supuesto, los tablaos flamencos. Miguel Martínez, de Mas i Mas, empresa que gestiona Jamboree y La Boîte, dice que 'sería una tontería cerrar'. 'En agosto, hay muchos turistas y la gente que se queda en la ciudad sale más para quitarse el mono de las vacaciones'.

Eso es algo que también han comprendido los responsables de los templos barceloneses de la llamada cultura de club. Todos ellos han mantenido la programación de disc-jockeys de primera fila durante todo el verano. Y el Palau de la Música Catalana, que pretende que el ciclo Concerts d'estiu, que ha iniciado el pasado mes de julio, se prorrogue en 2002 durante agosto potenciando, sobre todo, la oferta de flamenco, un género muy apreciado por los turistas extranjeros.

Además, del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), el Museu d'Història de Catalunya también organiza actividades. Ha conseguido consolidar su oferta de visitas nocturnas. Los conciertos en el Museo de Arte Precolombino Barbier-Mueller tienen muy buena acogida, y los conciertos que se organizan en la azotea de la sede del Centro Cultural de la Caixa de Catalunya, el edificio modernista de La Pedrera, también. Asimismo, a estas alturas del mes, es imposible encontrar una entrada para las visitas dramatizadas que se realizan en el Museo Egipcio. Están agotadas hasta septiembre.

Pero, por otro lado, curiosamente el Museo Picasso y el del Barça, los dos más visitados de la ciudad de Barcelona, no realizan actividades. En la Fundación Miró, que sí tiene una programación de conciertos durante los meses de junio y septiembre, no la mantiene en agosto. 'La situación geográfica de la Fundación ', explica su directora, Rosa Maria Malet, 'hace que los turistas vengan a visitarnos de día'. A pesar de ello, reconoce Malet: 'Quizá nos lo tendremos que replantear en un futuro próximo, porque es evidente que desde el año 1992 ha crecido mucho el interés por viajar a Barcelona'.

Fachada del Palau de la Música Catalana, en pleno agosto.
Fachada del Palau de la Música Catalana, en pleno agosto.JOAN GUERRERO

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