Recuperados en un glaciar pirenaico los restos óseos de un escalador que murió hace 47 años
Especialistas del grupo de rescate de la Guardia Civil localizaron ayer en el glaciar Tempestades, en el municipio de Benasque (Huesca), los restos óseos de un escalador catalán que murió hace 47 años al caer al vacío cuando ascendía al pico Margalida con un compañero.
Un portavoz del operativo de rescate explicó que las altas temperaturas registradas este mes derritieron la nieve depositada en la parte más baja del glaciar y permitieron hallar los restos óseos del montañero junto a unas placas de hielo antiguas, desplazadas en las últimas décadas desde la zona donde se produjo el accidente. Los restos óseos encontrados, junto a los que se hallaron piezas de material antiguo de montaña, corresponden, según el citado portavoz, a Joaquín López Vall, un escalador catalán de 29 años que murió tras sufrir una caída mientras ascendía al citado pico.
El cuerpo del montañero no pudo ser localizado por los grupos de rescate de la época al caer por una grieta del glaciar situada junto a la pared de la montaña, cuyo fondo no era visible para los componentes del equipo. Los huesos, que permanecen a disposición judicial a la espera de ser devueltos a la familia del fallecido, se encontraban totalmente fragmentados a causa de la presión del hielo del glaciar en su discurrir hacia zonas más bajas.
Avistados hace un año
Los restos del escalador fueron avistados en agosto del año pasado por un grupo de montañeros catalanes, que no los identificaron como humanos y se fueron con parte del material de escalada antiguo y el carné de identidad del fallecido. La voz de aviso fue dada un mes después por el padre de uno de los montañeros que localizaron los restos y que, según explicó a los agentes del puesto de la Guardia Civil de Benasque, conocía al desaparecido y había participado en las labores de búsqueda después del accidente.
Comentó el denunciante que un geólogo había hablado poco después de la desaparición que el cadáver del joven escalador aparecería cincuenta años más tarde en las zonas más bajas del glaciar. El mal tiempo reinante en el momento de ser alertados los grupos de rescate y una borrasca de nieve obligó a los componentes del equipo a aplazar hasta este año la búsqueda y a esperar unas condiciones adecuadas para llevar a cabo el rastreo.
Estas condiciones, aseguraron las fuentes citadas, se dieron a lo largo de este mes ya que el intenso calor registrado en la montaña 'transformó' la nieve y posibilitó la labor de búsqueda entre las placas de hielo móviles del glaciar. Los agentes partieron a las seis de la mañana en dirección a la lengua del glaciar y hallaron los restos óseos de Joaquín López Vall tres horas después, en una zona de desagüe hacia el cauce de un río de montaña.
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