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La discutida euforia de Homs

Enric Company

Lo que el consejero de Economía, Francesc Homs, no tuvo ocasión de hacer el pasado martes en el debate parlamentario sobre la financiación autonómica lo dijo ayer. Rechazó en nombre del Gobierno catalán la propuesta lanzada por el líder socialista, Pasqual Maragall, de crear un observatorio que evalúe la evolución de la financiación autonómica.

El Gobierno de CiU y el PP están firmemente decididos a presentar este acuerdo como el mejor de todos los tiempos, y a eso obedece la cerrada defensa que de él hicieron en el Parlament tanto Homs como el presidente del PP en Cataluña, Alberto Fernández Díaz. Éste insistió ayer en que esta revisión del sistema de financiación autonómica es 'el mayor avance del autogobierno'. Y le agregó, nada menos, que también lo es el mayor avance 'del progreso social para Cataluña'.

Tanto entusiasmo no es fruto exclusivo de las bondades del acuerdo alcanzado por el Gobierno y las comunidades en este espinoso asunto. En Cataluña, tanto CiU como el PP tienen la imperiosa necesidad de que la legislatura autonómica dure tanto como sea posible, como ayer mismo se encargó de recordar Josep Piqué, el hombre de Aznar en el PP catalán, en un momento en que las encuestas dan a Maragall como ganador. Pujol se había fijado sólo dos objetivos para esta legislatura: hace un par de meses dio por imposible conseguir el primero, que era la mejora del autogobierno, ante la cerrada actitud del Gobierno del PP en esta materia. El segundo objetivo fijado por Pujol era mejorar la financiación de la Generalitat, en la revisión que acaba de llevarse a cabo.

De ahí que si Pujol y su Gobierno admitieran que no han obtenido más que 'la mitad de la mitad' de lo que pretendían conseguir en las negociaciones de la financiación autonómica con el Gobierno de sus socios del PP, como no cesa de recordarles la oposición, no les hubiera quedado otra opción que disolver el Parlament y adelantar las elecciones. A CiU le hubiera sido imposible mantener en el Parlament el bloque nacionalista-conservador con el mismo PP que les habría impedido conseguir los dos objetivos de su legislatura.

Eso explica que CiU y el PP digan que el acuerdo de financiación autonómica es el mejor de los mejores, pese a que como sostiene la oposición haya poco más que simulaciones sobre unos futuros ingresos que dependen de cómo evolucione la economía.

Y eso explica también el talante prepotente y en ocasiones incluso despectivo que Homs exhibió el martes en el Parlament ante la oposición. La cosa no era para menos. Mostrar alguna fisura, dudar sobre los frutos futuros de la revisión de la financiación hubiera sido tanto como admitir que la legislatura de CiU ha fracasado. Cantando las excelencias de este pacto, el Gobierno catalán puede al menos decir que ha conseguido la mitad de sus objetivos de legislatura.

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